A través de las magnificas ruinas que dejaron a la posteridad es como hoy se conoce a grandes culturas originarias en Sudamérica. Pirámides alineadas con el cielo, ciudadelas erguidas en la cumbre de las montañas y magníficas esculturas son el testimonio de civilizaciones que cesaron de existir en su forma ancestral. Te mostramos la historia detrás de cinco ruinas emblemáticas latinoamericanas.
Teotihuacán (México)
Una de las más importantes capitales de la civilización maya, Teotihuacán es hoy conocida por sus grandes pirámides, algunas de las que fueron construidas en el siglo I d. C. La principal de ellas, la Pirámide del Sol, alcanza una altura de 64 metros. Más de 2,5 millones de turistas visitan este Patrimonio de la Humanidad anualmente.
La simbología presente en este lugar denota el acabado conocimiento astronómico y físico de los mayas. Su cosmología y religión veneraban la figura divina del sol y la luna.
La ciudad alcanzó su apogeo entre los siglos quinto y séptimo d. C., con una extensión de 20,5 km2 y una población cercana a los 85 mil habitantes. Su declinación comenzó alrededor del 700, sin que aun se haya descubierto la causa provocadora de la desaparición de esta cultura que dominó Mesoamérica.
Chichén Itzá (México)
En 1517 los conquistadores españoles arribaron a la Península de Yucatán. Ahí se encontraron con las ruinas de Chichén Itzá. Los vestigios de esta civilización destacan por el manejo de conceptos astronómicos y matemáticos, tales como la noción del número cero y de los eclipses solares.
A diferencia de otras ciudades mayas, la religión en Chichén Itzá rendía culto al dios Kukulcán, serpiente emplumada no venerada en otros asentamientos. Con su nombre fue bautizada la pirámide central que corona aquellas tierras, la que está estructurada en perfecta armonía con las constelaciones. Su forma simula con exactitud un calendario compuesto por sus días, semanas, meses y años correspondientes.
Isla de Pascua (Chile)
La isla de Rapa Nui se ubica en el extremo oriental de la Polinesia. El aislamiento con el que vivieron sus habitantes permitió el surgimiento de una cultura con identidad propia. Sus primeros colonos llegaron del sudeste asiático. En el siglo séptimo d. C. arribaron a sus tierras personas provenientes de las islas Marquesas que introdujeron distintos cultivos, lo que permitió el desarrollo de una vida sustentable en el lugar.
La cultura pascuense se desarrolló con gran velocidad por el año 1000 d.C. Se cree que en esta época se construyeron los famosos moais que caracterizan la identidad de la isla. Su función era demostrar el poder y alcance de cada clan. La población alcanzó su máxima expansión al llegar los 10.000 habitantes, luego de estancarse por la deforestación y la consecuente falta de recursos que llevó a grandes conflictos entre los clanes dominantes.
Su religión rendía culto al Dios creador Make Make, quien ponía a prueba a los isleños, los que debían competir todos los años para hacerse con el poder político en Rapa Nui. Su anexión al territorio chileno ocurrió en 1888 luego de que el marino Policarpo Toro tomara posesión del lugar.
Misiones Jesuíticas Guaraníes (Brasil, Argentina y Paraguay)
Durante el siglo XVII los jesuitas se lanzaron a la evangelización de Latinoamérica. Se introdujeron en la vida y cultura sudamericana a través de la creación de escuelas y de diversas instituciones sociales. Las Misiones que quedaron erigidas desde entonces en el límite entre Brasil, Paraguay y Argentina fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.
Machu Picchu (Perú)
Ubicada en los Andes peruanos, la ciudadela de Machu Picchu fue recién descubierta en 1911 por el arqueólogo inglés Hiram Bingham. Situada a los 2400 metros de altura, este asentamiento es uno de los testimonios más increíbles del Imperio inca que aun persisten.
La ciudad se abre a los espectadores después de recorrer un sendero rodeado de precipicios y de una selva infranqueable. El camino para llegar desde Aguas Calientes –ciudad que recibe a los turistas que se preparan para el ascenso a la ciudadela– se compone por 2500 escalones.
Una vez en Machu Picchu los visitantes podrán contemplar la majestuosidad y misticismo de esta joya de la arquitectura. Jardines de cultivo conviven con estructuras que albergaron la vida de la nobleza y de los altos sacerdotes. En total, se cree que aquí vivieron tan solo 1000 personas, lo que demuestra el carácter sagrado de la localidad.