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Caspar David Friedrich (1774 – 1840) fue un emblema del romanticismo alemán. Este movimiento artístico y filosófico propone la preponderancia del sentimiento por sobre la razón humana. La imagen de Dios y la divinidad se manifiesta en el misticismo surgido de la naturaleza. A nivel político, fue un punto crucial en la formación del sentido nacionalista en Europa.
La idea de lo sublime propuesta por Edmund Burke influenció profundamente al pintor alemán. Esta habla de una belleza productora placer que se mezcla con un sublime inspirador de terror y asombro. La conceptualización del infinito une los dos aspectos en una fuerte impresión. Friedrich plasmó ambas nociones en sus obras.
Otro aspecto retratado por Friedrich fue la trascendencia emanada desde la divinidad, manifestada en la naturaleza. El ser humano se ve reflejado en ella a través del choque de sus propios sentimientos, los que priman por sobre la lógica; el pintor asume un rol de monje revelador de los misterios ocultos de la vida.
Para Friedrich la pintura era una expresión de su estado interior. Desarrolló su arte en la más absoluta austeridad; su estudio prescindía de elementos externos que distrajesen su ánimo.
La innovación del alemán fue sustituir la iconografía religiosa por la preponderancia del paisaje como una experiencia mística. La particularidad de los escenarios retratados reside en la verticalidad del formato, lo que se aleja del apaisado que tanto se había cultivado en el género hasta entonces. Lo que logró fue dotar de una potencia simbólica y espiritual a la obra. La luz, las montañas, el sol y otros elementos adquieren un tono divino y conmovedor.
El carácter espiritual que Friedrich connota en sus obras, acompañado a la representación figurativa de la naturaleza, lo sitúan como un pintor que se posicionó entre la abstracción y el realismo.
Los personajes suelen contemplar el paisaje que se revela en toda su inmensidad ante ellos. El artista los dispone en diversos “términos” o posiciones, lo que acentúa la perspectiva del horizonte y el sentido de simetría en el cuadro. Las líneas que estructuran la composición siguen trayectorias geométricas que generan una sensación de calma en el espectador.
{:}{:en}Caspar David Friedrich (1774 – 1840) was symbol of the German romanticism. This artistic and philosophical movement proposes the feeling preponderance over the human reason. God and divinity image is expressed in the mysticism that emerged from nature. In political level, it was a crucial point of the development of national feeling in Europe.The sublime idea proposed by Edmund Burke deeply influenced to the German painter. It is about a producer of pleasure beauty that is mixed with sublime inspiring of horror and amazement. The infinity conceptualization links two aspects in a strong impression. Friedrich expressed both ideas in his works.
Other portrayed facet by Friedrich was the importance emanated from the divinity, expressed in nature. The human being is reflected in it through mixed feelings, which take precedence over the logic; the painter assumes a role of revealing monk of the hidden mysteries of life.
Painting was an expression of his inner state. He developed his art in total austerity; his study was done without external elements, which distract his mood.
The German innovation was substitute the religious iconography by the landscape preponderance as a mystic experience. The particularity of the portrayed scenes resides in the vertical format, which moves away from the landscape that has been cultivated in the genre. He provided a symbolic and spiritual power to the work. The lights, mountains, sun and other elements get a divine and moving style.
The spiritual character that Friedrich connotes in his works, accompanied to the figurative representation of nature position him as a painter that is positioned between abstraction and realism.
Characters usually contemplate the landscape, which is developed in all its immensity in front of them. Artist publishes it in diverse “terms” or positions, what accents the horizon line and the sense in symmetry in the painting. The lines that organize the composition follow geometric trajectories that generate a sense of calm in the observer.
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