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Entrevista

Guillermo Grebe | Las construcciones sensibles de una mente crítica espectadora

By 20 de abril de 2016septiembre 12th, 2024No Comments

Tras acudir al legado de una consciencia contenida en el pensamiento, y entre lo personal y particular de un interlocutor, se cruza de frente la obra de Guillermo Grebe. Así sucede con el aficionado, comunicador o espectador que enfrenta sus obras.

Al ideario proviene inmediatamente lo que en la consciencia ha estado dándole vueltas: Cortázar, quizá Borges, Kant, incluso Epicuro. Un pensamiento teórico abstracto del que nace una prolífica narrativa visual. La nostalgia que cobija los contornos de cada uno de los personajes que pueblan su obra y traen a la mente a hacer memoria, recorrer tiempos pasados y un registro histórico, presenciar un tiempo distinto, quizá incluso el nuestro, pero diferente.

La influencia de lo Pop acude en su esencia a trabajar sin inhibiciones con el color en cada una de sus pinceladas y el resultado: el repaso de un ideario narrativo mundial, propio de la influencia de grandes representantes de la literatura, el cine, la publicidad y el arte insertos dentro de un extracto cultural soberbio, vivaz, pero sobre todo, personal.

Fobia

Fobia

Una imagen que vale, literalmente, más de mil palabras, una imagen que es un relato completo, de principio a fin, en la que se condensa la filosofía clásica sobre el estado del hombre en el tiempo y espacio en que vive con las problemáticas por las que ha ido atravesando.

Guillermo Grebe se define como un asesino serial. Piensa en el surrealismo y el cine. Su paleta cambia, no teme añadir color, se le da espontáneamente. Pasa del color al monocromo. Se impregna mucho del surrealismo, raya con la idea plasmada en afiches y representaciones de su especie de diosa, Sophia Loren. Piensa en la sensualidad y la elegancia que incluso se esconde en revistas Vogue. Pero reflexiona sobre sí mismo también. La experiencia que le ha tocado recorrer y la forma en la que el hombre, junto con él, ha ido cambiando. Deja de lado lo espectacular, la ficción, la literatura. Se vuelca a su interior. De él brota no sólo toda su experiencia como Director de Arte, diseñador, artista, publicista y curador, sino también profundas reflexiones, un discurso argumentativo honesto, sensible y muy depurado, que proviene de la consciencia instruida y la investigación. Todo se mezcla entonces y se vuelcan sobre la tela.

No hay fronteras para la interpretación, los detalles infinitos

Se ha paseado por todas las disciplinas de la creación con suma espontaneidad y destreza. Su rigor y la forma en que enfrenta el gusto por la estética, el sentido y el argumento filosófico se ciñen a un relato pictórico.

¿Quiénes pueblan sus relatos pictóricos?
Sophia Loren, el Neorealismo italiano, Giorgio de Chirico y Solís, quien era un pintor de afiches de cine y pintaba afiches de gran formato con látex, era todo un referente para mí, me conmovía mucho su trabajo. Whitman y Neruda en su época, me gusta Whitman, me encanta leerlo. Las mujeres, las protagonistas y víctimas de la historia. Los cronopios y las famas de Cortázar, la novela Pulp Fiction y Look del diseño de los ’50. Los filósofos, los sabios antiguos…

Estado Vacuo

Estado Vacuo

¿Qué es eso de ser un asesino serial?
Yo realizo una serie y la mato al terminar. Soy un pintor serial. No hay más rastros de ella en mi siguiente trabajo. Hubo un discurso, una idea, se plasmó, se hizo y se volvió a empezar desde cero con otra idea, otros colores, otra intención.

La oportunidad de pintar –del último tiempo– la defines como un proceso experimental y de investigación o como la culminación de un proceso creativo de larga data…
Ambas. Profesionalmente siempre he tenido la influencia de la pintura y con cierta orientación, manufactura y un color. Al empezar a pintar nuevamente, traía un ritmo de creación permanente, pero cuando volqué todo ello a la tela, se produjo una especie de pánico y de recuperación.

Esta capacidad narrativa viene en su núcleo desde tus estudios de arte, desde siempre te gustaron los relatos. Pero y el color, la intensidad y esa paleta ¿de dónde viene?
Del cine, la fotografía, la publicidad y del afiche. Tiene mucho que ver con mi segunda serie Las Diosas Putas. Tengo paletas de colores diferentes. El Serial Killer mata sus series y las deja independientes. Por ejemplo, yo pinto esa serie en base a la Pulp Fiction y sus afiches, entonces introduzco la acuarela del cómic, amarillos fuertes, rojos, negros duros. Lo gráfico y el acrílico.
Pero luego veo a la mujer y la liberación femenina. Entonces viene el tema de los ‘50 y’ 60 que delataban un volcamiento de la mujer en la literatura, la protagonista y víctima de sus historias. Así, van cambiando dependiendo del trabajo del que se trate.
Tiene mucho de ironía todo lo que hago, el erotismo y el tema del protagonismo de la mujer en la sociedad me importan, son temas serios para mí como individuo, pero al pintarlos todo eso se vuelve un juego, un sarcasmo, un juego de dimensiones nuevas.

Strada e Glam

Strada e Glam

¿Qué pasa con el Pop art?
Mis obras funcionan como un collage. Reciben guiños de distintos artistas y se superponen a modo de collage sobre la obra y utilizan también las paletas de colores de las que provienen. Si usé el Pop art, conservé los colores fuertes y vibrantes, si integré una imagen o legado de Boticcelli, entonces conservo la influencia de la paleta de color de él en el mismo cuadro. Superpongo imágenes, las vuelvo un relato, les doy coherencia, construyo. También creo que 15 años en el mundillo de la publicidad tiene mucho que ver con eso.

Homo depuratis, tu obra, tu expresión máxima, te veo en ella…
Es la única serie que tiene un pensamiento filosófico propio. Es una postura política y social de lo que yo siento es el estado del hombre de hoy. Eso, llevado a la pintura y la obra gráfica con un solo antecedente: la filosofía pura. Allí mi obra tiene un común denominador y una sola paleta.

Narra mucho tu relación con la existencia, hay guiños de autores en tu apreciación personal, es una expresión de ti, ¿qué pasa con esa paleta de la que me hablas?
Es más monocromática. Los colores no se me arrancan. Si ves todas las obras, son todas iguales en cuanto a tonos. Los cuerpos se igualan: animales en relación a los humanos, el instinto gregario, la soledad y su relación con un objeto o símbolo. La paleta tiene una correlación con una memoria esquiva que lucha por mantenerse en pie, y también un afán de mantener estética. Tiene economía de medios en su interior porque, a pesar de ser complejo como tema, la propuesta es legible, sencilla y lo más pura posible, desde lo simbólico.

Una brisa cae lentamente

Una brisa cae lentamente

“Todo parte de la pregunta ¿cuál es el espíritu del hombre de la época de hoy?”
Llegué a concluir que no nos mueve nada. Sólo el consumo, soy lo que tengo y si no tengo, no soy nada. Todo es sentirse pequeño. Falta de memoria, cultura, energía. Los seres humanos están comportándose así. En el fondo es una era de involución. Se ve en todo: maltrato animal, maltrato al medio ambiente, agresiones, corrupción, poder fáctico, la religión, el abuso; todo predice que debiésemos acabar mañana.
Pero la verdad no, es que no estamos avanzando, estamos parados, no nos movemos. Y la respuesta a involución es la revolución y para reaccionar en el arte hay dos opciones: el copy/ paste, realista que es mostrar lo que sucede e impactar, o bien, mostrar el mundo hacia donde debiésemos ir y recuperar la memoria y lo simbólico. Esa es mi opción finalmente, cuando ello ocurre no se necesita tanto la palabra.

¿Cómo trabajas?
En el computador. Estoy frente a un millón quinientos mil datos de información que vienen desde libros y croquis. Croqueo lo que leo, en la mente. Tengo mi bibliografía, armo la serie y luego la dibujo. Luego voy a la fuente: la web. Nunca me he preocupado de los derechos de autor, para mí las fuentes para el arte son de dominio público. Tengo un cuadro, un relato y sus protagonistas. Busco y armo lo que necesito. Lo que hago es collage digital en baja resolución, pero ¿por qué en baja resolución? Porque si no, haría hiperrealismo. Así consigo una mancha pixelada que le da permisión a la mancha.
Luego imprimo en buena calidad y allí queda mi paleta final, proyecto sobre la tela y dibujo con carboncillo, sanguina o lápiz y suelto la mano, rayo y dibujo.