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La historia que hizo a la casa rosada y su color, definitivamente, rosa

By 21 de febrero de 2016septiembre 13th, 2024No Comments

Es el centro político, patrimonial y la cara más querida de la capital argentina. La casa rosada bonaerense tiene ese qué se yo, que le distingue de los palacios de gobierno del resto de América Latina. Basta mencionar, entre otras cosas, el peculiar color de su fachada: rosado.

Es probablemente, de todas las edificaciones de gobierno del continente, la más remodelada. Ha tenido tantas funciones como caras y ha mostrado una versatilidad en su utilidad envidiable. Digamos que, a lo menos, es bastante flexible y da, sin mayor oposición, su venia ante los cambios.

1594, orillas del Río de La Plata. El gobernador Fernando Ortiz de Zárate, ha venido planeando desde hace un tiempo la construcción de un lugar apto para la clase política que gobierna el territorio, le llamará: Real Fortaleza de Don Juan Baltazar de Austria. Un espacio cercado, apartado del burgués y la mansedumbre, cuyas entradas estarán contadas y vigiladas al ingreso.

Así surgían las grandes edificaciones en la Argentina del 1600. Para cuando vino la independencia, el lugar ya había sido residencia del alto mando español, llegado por la conquista y asentado por imposición. Todos ellos, distinguidos hombres de la realeza residente en el país trasandino, le construyeron para ejercer su poderío y defender su emboscada con soberbia.

Sin embargo, ante2 la rebelión popular y nativa, el período de independencia barrió con todos aquellos extranjeros, excepto por lo que respecta a sus construcciones. Aquella «Casa» que había pertenecido a los exiliados del continente europeo, quedó en manos de el Primer Presidente de la Argentina, Bernardino Rivadavia.

Cayeron las paredes y lo que fuese un fuerte, una especie de ciudad amurallada, quedó remitida a una gran edificación clásica con fines gubernamentales y otros, de orden de servicio social.

No fue hasta 1882 que el presidente Julio Argentino Roca le encargó al arquitecto sueco Gustavo Enrique Aberg el ensanche de la Casa de Gobierno. Más metros cuadrados para el edificio imagen del poder del país del fin del mundo.

Tardaron dos años las remodelaciones, los trabajos artísticos, estéticos y arquitectónicos a la fecha no habían dejado de sucederse y estaban empezando a exhibir una nueva fachada. Esta vez el palacio de gobierno lucía engalanado y un poco más empoderado. Así quedó, en el mismo lugar la residencia de los virreyes, pero
ahora anexada a un nuevo edificio construido delante de la misma, conservando la estética, pero como el Palacio de Correos y Telégrafos.

Dos edificios, dos palacios, dos imponentes edificaciones manifiestas de poderío y elegancia, juntos, pero separados. Algo no andaba bien, claro. Cuando esto fue descubierto ya habían profesionales, poniendo sus mentes y su creatividad en marcha para unirlos: hacer un gran palacio, territorio e imagen de la hegemonía Bonaerense.

Entonces vino la unión:  los dos palacios enlazados por un gran arco y la demolición de la Casa de los Virreyes, para extender todo el complejo hasta las barrancas que bordeaban el río. Con la aprobación del presidente Julio Argentino Roca el complejo fue finalizado tal como se exhibe en nuestros días la fachada principal de la actual Casa Rosada.

¿Qué hay del color rosado?

El Presidente Sarmiento es el responsable. ¿Por qué lo hizo? Dos teorías:3

  • La disputa política en ese tiempo enfrentaba a  unitarios y federales. Los primeros asociados al símbolo en blanco y los segundos, en rojo. Se dice que en honor a la democracia y a la representatividad que debiese tener la edificación con la ciudadanía Sarmiento decidió mezclar ambos colores y pintar el palacio de la mezcla entre ellos.
  • Sarmiento simplemente decidió embellecer la morada del Poder Ejecutivo Nacional. La técnica principal de pintura en ese tiempo contemplaba el uso de sangre de buey y cal, pues no se salía con facilidad y aseguraba durabilidad. Impermeable a la lluvia, además de otras propiedades especiales que la sangre proporcionaba a la mezcla, el palacio quedó de ese color, pues los materiales conseguirían una mayor fijación y durabilidad.

Una u otra, puede usted creer lo que quiera o le parezca más razonable. Lo cierto es que para llegar a ser el centro más visitado de Buenos Aires por los turistas, y probablemente, uno de los edificios más fotografiados, este palacio debió pasar por varias remodelaciones, demoliciones y colores.

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