Miles de piezas. Miles. En serio, miles. Un fragmentario delicado y sutil, con un espontáneo «handmade» tipo collage que luce asombroso desde lejos, prolijo, elegante y pixeleado, y que de pronto se vuelve fracturado, aleatorio, ligero, pero en perfecto relieve de imposición visual.
Son impresiones fotográficas, grabados pintados, pestañas postizas, uñas acrílicas, cápsulas de gelatina, aplicador de cosméticos, cajas de aumento, arcilla, alfileres de insectos, espuma de fijar, los recipientes para muestras, hilo de algodón, pelo y quizá cuánto más. Seamos sensatos y honestos, este gran coleccionista, recolector de cachivaches tiene una experiencia sensorial y creativa que inunda sus trabajos tipo inventario de un registro histórico y visual que conquista a la vista desde larga distancia para dejarlo sin palabras, cuando se acerca hasta con lupa.