A diferencia de lo que se esperaba cumpliera las expectativas de un año redondo para la artista, el futuro imprevisto y algo trunco en su caso, trajo duras críticas, prácticamente unánime de la muestra que organizó el MoMa en honor a la figura musical de Björk en la contemporaneidad.
La expresión de una profunda aflicción y melancolía, no solo describieron su último CD lanzado a principios de este año, sino también fue la línea conductora de la exposición.
Una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) de la artista fueron suficiente para el descrédito y la evaluación despiadada de los entendidos en arte. La tildaron de “bochornosa”, “decepcionante”, “impersonal”, “desastrosa”, entre otros.
La idea de la exposición fue ciertamente poner en evidencia esa relación orgánica que tiene Björk con la imagen en su forma de expresar. Sin embargo, pese a los esfuerzos, la retrospectiva no salió con buenos aires y aún así, Björk, es la representante número uno del pop y electrónica de la escena musical.
En la expo hubo elementos como:
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Instrumentos mecánicos diseñados para su disco Biophilia y hojas manuscritas sobre sus discos
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Sus vestidos más icónicos
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Un vídeo elaborado por Andrew Thomas Huang. En una sala decorada como un túnel de lava islandés con miles de microaltavoces, se proyectaba Black Lake, una desgarradora oda sinfónica al dolor y el desamor