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Por: Séverine Grosjean
Imágenes cortesia del artista

Con sus obras Michelle describe y explica a su forma el comportamiento, los procesos psicológicos y la imagen de un individuo».

A los 25 años, Michelle Wagner se abrió camino en el arte guatemalteco contemporáneo. Michelle entró en contacto con el arte muy joven: a los 10 años tomaba clases en Casa Azul en la Ciudad de Guatemala. Comenzó sus estudios en la Universidad de Florida Southern College en Artes Visuales con especialidad en óleo con un técnico en psicología que le permitieron profundizar su cuestionamiento sobre la construcción de la identidad personal y la forma de representarla, ya que Michelle siempre estuvo interesada en la formación psicológica de las personas.

El artista puede tener un papel en un campo del pensamiento e ilustra algunas formas de sentir y entender el hombre y su mundo contemporáneo. Y aunque todavía es pronto para catalogar su estilo, se podría identificarse con los artistas del expresionismo abstracto o pintores hiperrealistas como Chuck Close. Al igual que él, ella pinta, sobre lienzos monumentales, retratos de sus amigos, familia, o ella misma en un entorno abstracto. Para capturar los detalles más pequeños de sus modelos se ayuda de la fotografía antes de plasmar a sus personajes/sujetos.

© Michelle Wagner

© Michelle Wagner

Michelle aborda el tema de la identidad de cada persona compuesta de múltiples facetas o aspectos. A través de sus pinturas, plantea la cuestión de lo que nos determina como seres humanos individuales. Su obra no pretende dar una respuesta a estas preguntas, aunque sí busca hacernos reflexionar sobre ellas.

En la serie In the Making, realizada en 2013, Michelle trae a sus modelos a un ambiente donde los colores se difuminan y se fusionan con el cuerpo para formar una sola entidad. La paleta de colores utilizada es a menudo el azul, el amarillo o el marrón, colores con los que ella se identifica y que la satisfacen al momento de componerlos.

Con sus obras Michelle describe y explica a su forma el comportamiento, los procesos psicológicos y la imagen de un individuo. No hay evidencia que nos permite identificar el lugar o quiénes son estos modelos con los que nos encontramos. Todo es muy ambiguo. Solo el título de la obra nos permite darles un «sentido» como la pintura “Moirai” que representa las deidades griegas del Destino o “Yuanfen» un concepto del budismo que ilustra la contribución de las relaciones humanas  a nuestra personalidad.

© Michelle Wagner

© Michelle Wagner

Michelle se refiere a estos conflictos como permanentes. Al igual que en la serie Efímero, de 2014, ella busca transmitir esta representación incompleta de nosotros mismos. Los rostros de las mujeres, elegidas por su lado delicado, se transforman y se desarrollan sobre estos pequeños lienzos. Este trabajo insinúa las mutaciones indiviuales de la identidad a lo largo del tiempo, dependiendo de circunstancias momentáneas y esporádicas que nos da la vida.

Con sus obras, Michelle Wagner evoca el enigma fundamental de la condición humana. Estas figuras  parecen pertenecer a un mundo más allá de lo cotidiano, aún resuenan en nosotros por la intensidad de los sentimientos generalizados en las composiciones entre el simbolismo y la realidad. El arte es para Michelle Wagner como una catarsis porque, como dice Lev Vygotsky: «El arte es social dentro de  nosotros”.