Imágenes cortesia del artista.
La frase del escritor francés Antoine de Saint Exupéry “Lo esencial es invisible a los ojos” grafica en gran medida la vida artística de Edda Antonelli. Autodidacta, siempre amante del arte y en busca de un acercamiento a las diversas expresiones artísticas, hace diez años, decidió entrar en talleres para comenzar a dedicarse en un cien por ciento a sus propios proyectos.
«Para mí, el arte es un estilo de vida, me acompaña, me da equilibrio y me conecta con mi interior»
El arte de Edda Antonelli ha formado parte de su lenguaje, de su vida cotidiana, como un modo de expresión, más allá del idioma, más allá de las palabras, más allá de lo tangible, más allá de lo empírico. “Para mí, el arte es un estilo de vida, me acompaña, me da equilibrio y me conecta con mi interior. Dedico muchas horas de mi semana al taller, a dibujar y pintar”, cuenta la artista. A través del dibujo y la pintura, y en un constante trabajo en el taller, la artista logra comunicar aquello que con palabras no se puede expresar, llegando a un equilibrio perfecto en su vida.
Si bien sus propias experiencias personales, sus sentimientos, son parte de la motivación detrás de sus trabajos, lo que hoy se ve plasmado en sus lienzos son principalmente los rostros de diversas etnias de todo el mundo, que han captado su atención, haciéndolas revivir en el color, logrando expresar y registrar la sensibilidad de distintas razas.
Son muchas las culturas y grupos que han sido protagonistas de las fotografías que la artista ha ido recopilando durante muchos años, en un exhaustivo trabajo de archivo e investigación en terreno. Esta artista nacional ha ido acercándose a esa gente, sencilla, distinta a nuestra cultura, desconocida, que de una manera espontánea y simple, se han registrado en el lente de su cámara, donde las culturas son, además, absolutamente transversales.
Son los rostros de niños y adolescentes su principal atracción. De esta manera, cada mirada infantil, cada expresión, cada gesto, cada sonrisa, cada tristeza, cada abrazo, queda integrado en sus obras como una manera de acercarlas al espectador y hacerlas presente en la vida diaria, haciendo desaparecer la distancia real que existe con ellos.
Dedicada en un principio a la pintura figurativa, hoy Antonelli trabaja principalmente con carboncillo y veladuras, técnicas que han enriquecido exponencialmente su trabajo por la sutileza que se logra en el volumen y atmósfera, sin necesitar grandes cantidades de pintura. Luego de extensas sesiones de dibujo, de veladuras sobre veladuras, de interactuar con el carboncillo, entrelazándose con los colores y la figura, aparecen expresiones y gestos que van comunicándose de apoco con el lienzo y luego con el exterior, saliendo tímidamente de la obra a través de las miles de capas que se superponen sutilmente, unas con otras.
Los ojos son las ventanas del alma y la obra de Edda nos invita a involucrarnos con las emociones detrás de sus trabajos. En cada escena existe una historia, un motivo y motivación, una vida, un cuento, algo que contar, algo que decir y ella es nuestro interlocutor.