Arte al Límite > Fernando Castro Flórez: «El juego como motor de pensamiento crítico»
En el marco de sus cuatro décadas de existencia, la Bienal de Cuenca —conocida como “la Bienal de Bienales”— celebra una edición conmemorativa que expande los límites del arte contemporáneo en América Latina. Entre los curadores invitados, destaca Fernando Castro Flórez, filósofo, crítico y curador, cuya propuesta se articula en torno a un eje tan lúdico como profundo: el juego como motor de pensamiento crítico y herramienta curatorial.
Con una trayectoria que cruza estética, filosofía y cultura visual, Fernando entiende el juego no como evasión, sino como espacio de libertad, riesgo y fricción. Inspirado por Friedrich Schiller, Johan Huizinga y Friedrich Nietzsche, su proyecto propone una lectura del arte como campo de acción y posibilidad, donde el espectador tiene un rol activo y transformador.
El juego como motor de pensamiento
“El concepto de juego es fundamental, especialmente a partir de las meditaciones de Schiller sobre la experiencia estética como manifestación de la libertad”, explica el curador. En su mirada, la curaduría no es solo un espacio expositivo, sino una plataforma crítica.
“Tenemos que tomarnos el juego muy en serio —dice—. Sin caer en la academización, pero sí entendiendo su potencia para generar pensamiento, placer y confrontación».
Estética, memoria y territorio
Fernando ha convocado a tres artistas con lenguajes y trayectorias diversas: Regina José Galindo (Guatemala), Mateo Maté (España) e Illich Castillo (Ecuador). La propuesta no busca ilustrar un concepto, sino activar tensiones a través de una atmósfera sensorial que interpela al visitante desde lo sonoro, lo simbólico y lo emocional.
“El hilo que une a los artistas es más sonoro que didáctico”. Las obras dialogan con el contexto histórico y cultural de Cuenca sin forzar lecturas, dejando al espectador el rol de tejer conexiones propias. “No busco interpretar la ciudad —dice—, sino abrir un espacio de incomodidad y resonancia”.
El rol del público: activar la experiencia
Siguiendo a Duchamp, Fernando entiende que es el público quien activa el “coeficiente artístico” de una obra. Por eso, su propuesta incluye instancias de mediación que promueven una participación activa, sin imponer formatos. “Sin los públicos, no pasa nada —afirma—. La curaduría propone; el juego se completa cuando alguien más lo habita”.
Una mirada lúdica, lúcida y comprometida
Su paso por la Bienal de Cuenca no es nuevo: en 2011 fue curador de la sección Hacia un meridiano inquietante. Desde entonces, ha seguido de cerca los cambios del evento, y ahora regresa invitado a participar con una propuesta que replantea las relaciones entre público, espacio y discurso curatorial. “Volver a jugar aquí es un privilegio”, afirma, deseando que esta edición sea, una experiencia lúcida, lúdica y comprometida.