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La labor de autentificar obras tiene un rol fundamental en el mercado del arte. El veredicto que dé un experto o una institución dedicada a esta tarea será determinante en el precio que tendrá la obra. De esta forma, su decisión puede hacer que la pieza en cuestión valga millones o que se transforme en algo intrascendente. Para el dueño del trabajo –cuyo artista está muerto– que tiene la aspiración de que éste sea reconocido como la creación de un gran artista, la cuestión es de suma importancia.
Es necesario considerar que en relación a muchos artistas y pintores relevantes, generalmente hay solo un experto o institución que tiene el reconocimiento suficiente dentro de la comunidad artística internacional como para establecer, en forma creíble, que la obra en cuestión pertenece al respectivo artista. En un contexto así es que muchos de los propietarios de obras que no son autentificadas deciden demandar al autentificador que dio un juicio negativo, argumentando que se les ha causado un perjuicio patrimonial.
En 2012, la Fundación Andy Warhol para las Artes Visuales, la Museo Noguchi dejaron de autentificar obras para evitar caer en litigios. En 2011 la Fundación Andy Warhol gastó siete millones de dólares para ser defendida en un juicio. La institución había sido demandada por rechazar que un trabajo fuese integrado al catálogo razonado de un creador.