Dando secuencia a su investigación en el campo del arte y la tecnología, el artista Fernando Velázquez presenta su tercera exposición individual en Zipper Galería. “Iceberg” se compone de nuevo conjunto de obras que remiten o exploran alegóricamente la figura del iceberg. “al enfrentarnos a un iceberg percibimos una porción ínfima de su totalidad ya que la mayor parte de su masa se encuentra sumergida. Alegóricamente, podríamos pensar que nuestro entendimiento de la realidad se asemeja a un iceberg ya que necesariamente el campo de lo que conocemos será infinitamente menor que el campo de lo que sería posible conocer. El inconsciente, por ejemplo, podría ser la parte invisible de un iceberg llamado conciencia «, afirma el artista.
Al admitir que el conocimiento acerca de cualquier fenómeno será siempre relativo, parcial e incompleto, Velázquez se dispone a pensar cuestiones de la contemporaneidad relacionadas con el creciente impacto de la tecnología en el cotidiano y en nuestra capacidad de establecer un diálogo crítico en este escenario.
La exposición ocupa la galería principal con una instalación multimedia considerada por el artista como una sinfonía audiovisual. En ella, un conjunto de 11 totems de madera que corresponden a los 11 mayores Icebergs conocidos interpretan una serie de instrucciones algorítmicas que controlan luz, sonido, movimiento y textos. Cada tótem – cuya estructura formal remite a la vegetación de un pantano – es una pequeña estación inteligente que cuenta con un micro-controlador, sensor, led, parlante, monitor, linterna láser y un servo-motor. Los totems se comunican entre sí, vía wifi e utilizando datos del movimiento del público en la sala, como velocidad, posición y distancia, un algoritmo de inteligencia artificial ejecuta la partitura de esta sinfonía que se materializa en una inmersión sensorial multimedios de luz, sonido y movimiento.
Para Velázquez “hay dos camadas que dialogan en esta pieza, por un lado la proyección en el suelo, donde vemos citaciones de la historia de la filosofía impresas sobre imágenes aéreas de la Antártida, lo que llamo de «inteligencia natural». O sea, mas de 3 mil años de pensamiento, con sus virtudes y contradicciones que nos llevaron a moldar lo que llamamos de civilización. Por otro lado tenemos la camada de los totems tecnológicos, la inteligencia artificial, que en los últimos años modificó radicalmente la vida en el planeta con sus algoritmos de inteligencia artificial y las estrategias de “Machine Learning”. Me parece que vivimos como sociedad un momento crítico en la relación humano-tecnología, y es sobre eso que me quiero reflexionar en esta pieza».
Con base en las mismas cuestiones, Velázquez presenta también un experiencia en Realidad Virtual, otra obra que utiliza Realidad Aumentada y un letrero en neón.