«Ningún escultor o pintor logró representarlo fielmente», afirmó Plutarco sobre el rostro de Demetrio
El Museo del Prado exhibirá el busto de bronce que representa al hijo y sucesor al trono macedonio de Antígono I, conocido como Poliorcetes (asediador de ciudades) por sus éxitos militares.
La monumental cabeza de bronce, que se puede visitar en el Museo Nacional del Prado, la rotonda baja de Goya del edificio Villanueva, Mide 45 cm y probablemente pertenece a una estatua monumental de una altura aproximada de 3,50 metros. La pieza procedente de la colección romana de Cristina de Suecia, llegó en 1725 a España, en muy mal estado, la cual, ha sido recientemente restaurada con el patrocinio de la Fundación Iberdrola España.
La escultura marmórea del rey Juba II de Mauretania es uno de los últimos retratos del “soberano helenístico”. Creado casi tres siglos después (h. 25 a. C.), lleva diadema y un peinado parecido, sin embargo, su flequillo cita los retratos de Octaviano Augusto, quien lo nombró rey de Mauretania.
“Demetrio era de estatura más baja que su padre [Antígono I], aún siendo alto, pero su apariencia y la belleza de su rostro eran admirables y poco comunes, hasta el punto que ningún escultor o pintor logró representarlo fielmente. Porque tenía a la vez encanto y gravedad, fiereza y gracia, y combinaba lo juvenil e atrevido con una presencia casi heróica y una majestad regia inimitables. Y así, en cierto modo, también su carácter hacía aflorar de forma natural tanto el temor como el favor de la gente, pues, siendo una gratísima compañía y el más voluptuoso de los reyes mientras llevaba una vida ociosa entre lujos y francachelas, en cambio en sus negocios mostraba la más enérgica perseverancia y una muy vigorosa eficacia”.
Plutarco, Vidas Paralelas, Demetrio-Antonio II 2-3 (ed. J. F. Martos Montiel, Alianza 2007, p. 44)