«Faust», de la reconocida artista contemporánea alemana Anne Imhof es una serie de performances con actores que bailan, se mueven y miran intensamente a los ojos de los visitantes en un entorno que parece una mezcla de prisión, hospital o mazmorra sadomasoquista, la obra toma vida debajo o por encima de un suelo transparente de plexiglás, los actores de esa instalación viva, que dura cinco horas, apelan a la «zombiezación» del «cuerpo capitalista», la «muerte de la sexualidad» y la «masturbación como regresión y oposición».
El jurado de la 57 edición de la «Biennale», presidido por el español Manuel Borja-Villel, distinguió la provocación exhibida en el pabellón nacional de Alemania por Anne Imhof, que ganó el León de Oro del evento, y también otorgó el galardón al mejor artista de la exposición «Viva Arte Viva» al alemán Franz Erhard Walther.
Entre los artistas de la presente edición destacó el estadounidense Mark Bradford, quien compuso una representación oficial del arte de su país en rechazo a la actual administración de Donald Trump.
Por Latinoamérica, Argentina estuvo representada por la escultora Claudia Fontes; México con el lenguaje encriptado que se transforma en sonidos elaborado por Carlos Amorales; Chile con las máscaras mapuches que vigilan a los visitantes y que despliega Bernardo Oyarzún, o el pabellón de Bolivia que por primera vez tiene espacio propio en la Bienal.