La artista rusa, Svetlana Petrova, elevó el amor por su gato a las piezas más importantes de la historia del arte. En un proyecto de fotografía Svetlana usó a un gato de modelo, entonces lo supo, si funcionó tan bien la sesión de fotos con el animal por qué no intentar con su mascota. Para ella Zarathustra es un gato que cumple con todas las condiciones para ser la estrella: es gordo y mimado, según las palabras del sitio Web dedicado al felino: “Es el mejor gato del mundo.”
El experimento comenzó con una sesión de fotos del gato comiendo, para introducirlo en la naturaleza muerta de la pintura holandesa con la ayuda de un programa de edición fotográfica. El éxito de esta prueba llevó a Svetlana a recorrer las historia del arte junto a Zarathustra. Una vez enseñó el resultado a otros artistas y galeristas supo que había creado algo interesante: sus piezas eran inmensamente graciosas.
Fue así que se enfocó en sacar un libro para mostrar este trabajo, pensando en aquellas personas que atraídas por la simpatía del gato acabaría con curiosidad por las pinturas, lo que las haría buscar información sobre estas obras y aprender, tanto como lo hizo Svetlana junto a Zarathustra.
