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Es normal que los artistas se desempeñen y expresen a través de diversas ramas del arte. Un ejemplo emblemático es el del genio renacentista Leonardo Da Vinci, quien destacó por su dominio de la medicina, el dibujo, la pintura y la ingeniería.
El siglo XX fue una era de grandes escritores. Kafka, Borges, Sebald, y otros maestros de la literatura sentaron nuevas bases en la narrativa. Ellos, al igual que el autor de La Gioconda, también cultivaron su pasión por la pintura. Aquí te mostramos tres de ellos.
Herman Hesse
El creador de Siddharta, Demian y El lobo Estepario encontró en la acuarela una práctica terapéutica y relajante. Para el Premio Nobel, la pintura es una puerta que permite expresar los sentimientos internos: “Mis pequeñas acuarelas son una especie de poesías o sueños, sólo proporcionan un lejano recuerdo de la ‘realidad’ y varían según los sentimientos y las necesidades personales (…), el hecho de que yo (…) sólo sea un aprendiz es algo que no olvido”.
Federico García Lorca
No solo destacó como uno de los genios de la literatura hispana contemporánea, sino que su talento se notó en áreas como la música y la pintura. Los temas que obsesionaron al poeta se vieron reflejados en obras visuales que exploraban la naturaleza, la muerte y la sensualidad como núcleos de la experiencia humana.
Al respecto Lorca aseguró que el dibujo le entregaba una profundidad distinta a la alcanzada en su poesía: “Ahora pongo toda mi alma y toda mi tinta china en hacerlos y tengo ya una hermosa colección de la que estoy contento. Estoy alegre con mis dibujos y creo que vivo al hacerlos momentos de una intensidad y de una pureza que no me da el poema”.
Ernesto Sábato
Considerado un maestro a la altura de Borges y Cortázar, Ernesto Sábato tuvo un acercamiento a la pintura desde pequeño, incluso antes de encontrar en las letras una profesión.
Recuerda Sábato:
“La pintura fue mi primera pasión, desde la niñez, cuando aún no sabía leer ni escribir. Pero al comenzar el colegio secundario, ya en la adolescencia, empecé a describir, torpemente, pesadillas y alucinaciones que sufrí en aquel período desdichado. Felizmente las destruía cuando tuve más conciencia. Sea como haya sido, en mi contradictoria y tumultuosa existencia, la literatura se fue imponiendo porque mis crisis espirituales, psicológicas y políticas exigían ya palabras e ideas aunque fueran ideas encarnadas en violentas pasiones.
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It’s normal that artists perform and express themselves through diverse branches of art. The Renaissance genius is an emblematic example, who stood up because of his knowledge in medicine, drawing, painting, and engineering.
20th century was an era of great writers. Kafka, Borges, Sebald, and other masters in literature established new basis in narrative. They, as well as the author of Mona Lisa, also cultivated their passion for painting. Here, we show you three of them.
Herman Hesse
The author of Siddharta, Demian, and Steppenwolf discovered in watercolor a therapeutic and relaxing practice. For the Nobel prizewinner, painting is a door that allows expressing inner feelings: “My little watercolors are a kind of poetry or dreams. They just provide a distant memory of ‘reality’ and vary according to feelings and personal needs (…,) the fact that I (…,) am just an apprentice is something that I don’t forget.”
Federico García Lorca
He not only stood out as one of the genius in the contemporary Spanish literature, but also his talent was shown in areas such as music and painting. The subjects that obsessed the poet were reflected in visual works that explored the nature, death, and sensuality as nucleus of the human experience.
Regarding this, Lorca claimed that drawing gave him a depth different from the achieved in his poetry: “Now, I put all my souls and all my India ink when doing them. I already have a beautiful collection, and I’m glad for it. I’m happy with my drawings and I think I’m living moments of power and pureness that the poem doesn’t give me.”
Ernesto Sábato
He is considered as a master in the same league as Borges and Cortázar, Ernesto Sábato has an approach to painting since he was a child, even before finding in letters a profession.
Sábato remembers:
“Painting was my first passion, since my childhood, when I couldn’t even read or write. But when I began high-school, in my adolescence, I started to describe, awkwardly, nightmares and hallucinations that I suffered in this wretched moment. Happily I could shatter them when I was more conscious. I any case, in my contradictory and tumultuous existence, literature was imposed because mi spiritual, psychological, and political crisis required word and ideas even if they were ideas embodied in violent passions.
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