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Cuando el arte se mezcla con la tecnología: las esculturas transmediales de Ueberall

By 20 de junio de 2016septiembre 11th, 2024No Comments

La revolución digital ha cambiado la manera como la sociedad se relaciona. Las facilidades que trae consigo la masificación de los computadores y los teléfonos inteligentes generan una conexión entre los individuos nunca antes vista en el pasado.Los límites espaciales y temporales ya no son un impedimento para la comunicación interpersonal. La tecnología permite acceder en cualquier momento a volúmenes de información de manera rápida y fácil.

Este concepto fue abrazado por Ueberall –que en alemán significa “omnipresencia”– una institución californiana que tiene como premisa llenar los espacios con arte transmedial. Esta rama del arte se caracteriza por la correlación que establece entre diversos medios a través de la tecnología, lo que permite una nueva expresión artística. Ueberall ha instalado obras transmediales en diversos aeropuertos norteamericanos.

AirFIELD, situada en el aeropuerto de Atlanta, transforma el tráfico aéreo en arte conceptual. Cada despegue o aterrizaje de un avión genera un cambio de color en los 1500 focos de cristal líquido que componen a la escultura. Lo que busca este acto es simular un ave emprendiendo vuelo.

Ueberall

Ueberall

eCLOUD, es una escultura emplazada en el aeropuerto de San José, California. Está compuesta por miles de paneles eléctricos que cambian de color según la información climática de los diversos destinos disponibles para viajar. La forma de esta pieza reproduce una nube, que cobra o pierde densidad si es que en el destino señalado hay clima despejado o nublado.

Este tipo de Arte, al facilitar la entrega de información climática a los pasajeros, trasciende un valor meramente contemplativo y estético.

Para Nikolaus Hafermaas, socio fundador de Ueberall y artista que participó en la elaboración de eCLOUD y AirFIELD, estamos entrando a una segunda revolución digital: Estamos en la segunda revolución digital. La primera nos pegó a todos a nuestras pantallas. La segunda revolución libera el contenido digital para reconectarnos con el mundo físico de manera significativa y maravillosa.