Visitar un museo es optar por acceder a una cápsula de tiempo. Un recorrido estético e histórico que no dice relación con líneas cronológicas, sino con la evolución del pensamiento. La creación como motor inicial y póstumo del ser humano para enmendar caminos y encausar su futuro se pone al servicio de la interpretación determinada de una época y lo que queda de documentación plástica para entonces, es el legado, la huella y el registro de los que se atrevieron a narrar la historia a través de imágenes, conceptos y relatos.
Cruzar el portal de acceso colma a la mente de expectativas, le prepara y respalda para iniciar un recorrido que se inicia al cruzar el pórtico. El mundo de las ideas, la capacidad de abstracción propia del ser humano y la habilidad manual advierten que desde entonces, lo que se verá, es a nuestros contemporáneos del género haciendo oído de sus afectos a través de la expresión. La raza humana haciéndose cargo de legar, pero no un porvenir inmediato, sino una huella que alerte y flirtee con las generaciones venideras del espíritu de una época, el sentir social, la interpretación de la cultura y el sentido de pertenencia, la relación con la vida y la existencia.
Entrar a un museo es una experiencia única y distinta en cada visita, por mucho que esta sea a un lugar repetido. Pintura, escultura, instalación, nuevos medios, fotografía…. la diversidad de formatos consigue la tónica y la consolidación de una sola misión: definir el relato universal de la evolución del espíritu, la abstracción y la parte sensible del individuo contextualizado en su época.
Entonces quedarse sentado es un placer. La calidez de la experiencia inunda la mente de pensamientos, el detenimiento ahonda en el vínculo entre el espectador y el artista, se potencian los detalles y consiguen, cuando ya se está interiorizado, una experiencia reveladora y religiosa, de conexión con las creencias, el sentido de pertenencia y la representatividad de un sector de la población con la pieza misma. Es un break de entusiasmo, de incentivo a ver cómo y con tan poco los que vinieron antes, se encargaron de legar lo suyo y conmover.