El efervescente pop art es atractivo a la vista sin duda. Allí está para sorprender con la simpleza, puesta enaltecida, como si estuviese subrayada. Los colores contribuyen en un buen porcentaje. De la intensidad de un amarillo y un rosa opulento, resultan las más variadas performances que muestran algo de kitch y algo de minimalismo de buen gusto.
Así es el trabajo de Margaux HUG, sin detallismos ni sutilezas. Directo y al grano. En su caso recurre a la cocina, a los fondos monocromo sobre los que posa uno o dos objetos, casi nunca más, de los que se desprende algo más que un mensaje. Así lo que suele ser usual y rutinario pierde su simpleza y se trasnforma en un elemento sumamente llamativo de valor, que puede transmitir , al menos, llamar a la vista, que no podrá evadir la llamada de su obra.