Árboles de soga. Gruesa, delgada, término medio: las tres unidas, entremezcladas y provenientes de una raíz. La pared no las detiene, les presta espacio para ramificaciones que continúan hilando fino sobre la muralla, gestando enrredaderas de enlaces, vínculos que sostienen el concepto de lo natural.
La serie se denomina Ciclotramas, la compone una iteración de 17 instalaciones distintas, que interactúan de igual forma, con cuerdas de color creando ramificaciones que a ratos parecen la raíces de un milenario árbol y, en otras ocasiones, la derivación de miles de terminaciones nerviosas que describen y definen la composición del cerebro. Es un juego de interpretación dual, una forma en que este dúo refleja la idea de que desde un núcleo o una raíz puede todo volverse engorroso y crecer hasta lo impensado. Y se cruza en el aire, la superficie, el suelo se entreversan y contagian en un juego infinito de fluidos caminos de consciencia.