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Del primer acercamiento que tengo con la obra de Camila, surge la inevitable pregunta acerca de cómo empieza su trabajo en artes visuales. En su respuesta, igualmente amplia, da cuenta de su proceso de descubrimiento en el área, día tras día. Me señala también que para ella no existe ningún momento particular en el que pueda reconocer ese descubrimiento, y que, es más, esa duda constantemente habita en ella. Luego añade que es el paso del tiempo, y la forma en que se van conjugando ciertas situaciones, que la llevan a un entendimiento acerca del camino recorrido en esta materia. Y es entonces cuando encuentra sentido desde su práctica artística: “cuando me cambié de arquitectura a Licenciatura en Artes, no tenía experiencia anterior que me otorgara certezas sobre el camino que estaba eligiendo, había algo que me encantaba de la arquitectura, pero que no podía nombrar ni desarrollar desde el ejercicio profesional. Hoy, cuando reviso mi trabajo, creo que eso que no tiene que ver con el espacio construido, pero sí con el espacio contenido que en lo construido aparece”, señala.
Y lo cierto es que algo de aquello se asoma cada vez que se observan sus piezas: su primer recorrido disciplinar fue de dos años en la carrera de Arquitectura y se hace notar al igual que su paso por el teatro. Como herencia de haber transitado en estas disciplinas, puede leerse en su obra la composición de espacios, en ocasiones con guiños escenográficos y, por supuesto, del cruce entre ambos, lo efímero que se da en el encuentro de estos. Por ello, es pertinente afirmar que tanto la arquitectura como el teatro, de una u otra forma, se alojaron en su imaginario y se dejan ver en su obra, especialmente en relación a su trabajo con el espacio, al que considera como algo orgánico.
Sin colores ni elementos de trabajo preferidos, su obra trata de finalmente de la comunicación, aunque por otro lado, trabaja sin conceptos predefinidos. A este respecto señala: “mis trabajos son distintos y parecidos. El comienzo de un nuevo proyecto siempre es distinto, las ideas conviven con el día a día y su quehacer. No me imagino escapándome al mar o la montaña a crear, en general mis proyectos aparecen del cohabitar, la ideas circulan si yo circulo”.
Aunque manifiesta no tener referentes directos, su observación respecto de la sociedad da cuenta que sí los tiene. Diferentes personas, algunas del mundo del arte, aunque también, y en esto es enfática, de otras disciplinas: desde ingenieros que desarrollan un trabajo admirable hasta artistas con propuestas fuertes y/o delicadas. Ambos, cada uno desde su esfera, son capaces de conmoverla. Quizás pueda parecer extraña la combinación, pero finalmente no lo es tanto: lo que Camila observa en ambos (y otros tantos) es su capacidad de inquietar, y de paso, de interpelar al otro, de generar diálogos desde su quehacer. De esta forma, con su mirada abierta y curiosa, la artista es capaz de encontrar referentes en distintas áreas: “el arte, en mi manera de entenderlo, excede disciplinas y técnicas, seguro por esta razón mis referentes también”, señala.
© Camila Lobos
Actualmente, Camila está trabajando en tres proyectos: en la asistencia curatorial para la exposición de la colección CCU (que se inaugura a fines de marzo), prepara una exposición individual para el segundo semestre en Chile, mientras organiza su viaje para asistir a una residencia artística en la Academia de Bellas Artes de Viena.
{:}{:en}Since I first approached to Camila’s work, an inevitable question about her origins in visual art work arises. Her wide answer makes evident her progress to discover day after day the area. She affirms that there is no a specific moment when she recognized that discovering. Moreover, that doubt persists even nowadays. She adds that passage of time and how some situations join made her understand her way in this matter. Here is when she finds a meaning to her artistic practice. “When I start to study bachelor’s degree in art instead architecture, I had not experience that grants me security about the career I was choosing, there was something I liked about architecture, but I could not develop or name it professionally speaking. Today, when I look over my work, I think that does not have to do with built space, but it has to do with contained space that arises after the construction is complete,” she said.
Truth is that part of the above-mentioned thought arises every time her pieces are stared. Her first two-year disciplinary experience happens when she studied architecture. This can be clearly seen when she studied theatre. For having studied these disciplines, space compositions can be noticed on her work – sometimes with scenographic signs and, of course, crossings among them, the ephemeral things that cross one another. Because of this, it is appropriate to affirm that architecture and theatre, from one way or another, are in her imaginary and are implicit on her work –especially when speaking about her work, which is considered as something organic.
Without colors or element of favorite works, her work, at the end, is about communication. However, on the other hand, she works with non-defined concepts. To this, she states, “My works are different and similar. To begin a new project is always different; ideas live together with everyday life and with their purpose. I cannot imagine going to the sea or mountains to create. Generally, my projects arise after living side by side, ideas flow if I flow.”
Despite she says she does not have direct models, her point of view concerning society shows us that she has. Different people, some from the art world, but she is emphatic that others come from other disciplines: from engineers that develop an admirable work to artist that proposes delicate and strong ideas. Both, from their respective sphere, are able to move her. Maybe this combination sounds weird, but, at the end, it is not that weird. What Camila see on them (and many others) is the skill to worry and question others, of creating dialogues of their purpose. This way, through her open and curious sight, the artist can find models on different areas. “Art, I think, surpasses disciplines and techniques. I am sure this is the reason my models do so,” she says.
Now, Camila is working on three projects: curatorial assistant for the exhibition of CCU collection (which will be opened at the end of March), preparation of an individual exhibition for the second semester in Chile, while organizing her trip to visit an artistic residence at Academy of Fine Arts Vienna.
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