Una obra de arte sin fronteras. El espacio no limita a la naturaleza para que fluya en su entorno de manera antojadiza y dibuje el ambiente como la pintura recorre espontánea sus árboles. Es una extensión frondosa y natural ubicada en Euseka, País Vasco.
Agustín Ibarrola descubrió su propia galería en el lugar. Sin restringirse a cuatro paredes y buscando neutralizar los límites, expandir sus fronteras fue la premisa que le condujo a la emergencia de los colores. Es escultor y pintor. En 1982 decidió iniciar el bosque del arte y allí se sumergió durante tres años, para concluir en 1985.
Land Art se titula la tendencia y su trabajo consistió en impregnar los árboles de pintura de color intenso, agregando en ellos diseños, texturas y dibujos que acompañan el entorno y le aplican nuevas imágenes al entorno natural, provocando el argumento que vincula la naturaleza con la presencia del hombre.
Son 47 troncos, 47 obras. Sobre ellos se dibujan siluetas, contornos y figuras en el bosque que está situado en la Reserva Natural de la Biosfera de Urdaibai, en una de las laderas del valle de Oma, en la localidad de Kortezubi.