Una gran avalancha da arte estuvo los primeros días de octubre en Colombia. La feria de arte contemporáneo Odeón, La Feria Barcu, La Feria del Millón y ARTBO fueron evidencia de la gran oferta de arte que circula por el país.
Por Sandra Fernández
Si nos remontáramos a unos años atrás en donde las ferias de arte no tenían gran cabida, nos estableceríamos en 2005, año en el cual se instaura la primera feria de arte en Bogotá. ARTBO nace de la mano de Ana Walker, su directora en ese entonces, quien promovió durante siete años la comercialización del arte y el intercambio cultural. La ciudad pedía a gritos una nueva opción, algo más alternativo que causara furor con la oferta de arte.
Aparecería en un espacio emblemático de la ciudad, Espacio Odeón y, con él, la feria de arte Contemporáneo Odeón creada en el año 2011, una feria independiente que se diferenciaría por sus propuestas con galerías nuevas en el escenario del arte tanto nacional como internacional. “Sentíamos que había un vacío para ciertos tipos de proyectos más emergentes, con propuestas un poco más arriesgadas que no están tan dirigido a lo comercial”, dice Tatiana Rais, directora del Espacio Odeón.
Las ferias de arte desde ese entonces comenzaron a crecer de manera enriquecedora para los bogotanos y para sus visitantes. En el año 2013 aparecería una feria que tendría como prioridad darle un valor accesible para quienes quieran adquirir una obra; la Feria del Millón se convertiría en una propuesta fresca, que escoge a sus participantes a partir de una convocatoria abierta a los artistas integrantes de la feria. “Es una feria para los artistas, le dan un trato digno al artista y a su obra”, dice la artista colombiana Carolina Rodríguez.
Con el gran crecimiento de las ferias en la ciudad, el mes de octubre se ha convertido en el mes del arte, exponiendo los mejores referentes y diversidad de sitios con propuestas totalmente distintas; dentro de ellas se suma la feria de arte Barcú, creada en el año 2014, que se configura como un espacio centralizado en el arte y en diferentes muestras artísticas en el barrio de La Candelaria.
Actualmente, en la primera semana de octubre, se llevaron a cabo estas cuatro ferias que parecen sorprender todos los años por sus actividades variadas para coleccionistas y amantes del arte. Durante la Feria de arte Internacional Barcú, que inició el 30 de septiembre, sorprendió dentro de sus 11 espacios con instalaciones, arte urbano y obras que han sido emblemáticas durante este año. Artistas como Chenoir, realizaron instalaciones de arte urbano que incluye las figuras a blanco y negro en las paredes que caracterizan a este artista francés. Diana Beltrán con sus retratos fotográficos formados con alfileres y en piezas, o el proyecto de arte efímero con una esfera itinerante de INHAUSE, fueron algunas de las obras que se vieron en el evento.
Posteriormente se inauguró la feria internacional ARTBO que, como es costumbre, trajo dentro de su espacio en Corferias de la ciudad de Bogotá a Artecámara, lugar dedicado a los proyectos emergentes. Este año, en particular, sorprendió con sus instalaciones variadas que van desde video a espacios intervenidos. Artistas como Sara Mikes, Laura Ceballos, entre otros, dieron un valor agregado de investigación a sus propuestas. Dentro de la sección principal, las galerías apostaron por la fotografía la escultura y el dibujo. “Las galerías son uno de los tantos pilares de la feria como evento, representan el elemento comercial claramente y ayudan a fomentar y a enseñar sobre coleccionismo, sobre nuevos nombres, nuevas tendencias y nuevos lenguajes”, dice el artista Carlos Alarcón, quien expuso su serie de dibujos Las paradojas, Las Naturalezas Muertas y sus Sketch Books, junto con el espacio La Galería.
Del 2 hasta el 5 de octubre, la feria de arte contemporáneo Odeón trajo como país invitado a Brasil, con más de veinte galerías y proyectos de países como Chile, Ecuador y México, que apostaron al arte joven y a darle una perspectiva más internacional. “La galerías participantes no solamente los están promocionando a través de venta, sino que también entienden que la dinámica del mercado contemporáneo también tiene que basarse en una dinámica de investigación, de residencia, de un acompañamiento continuo a través de publicaciones y exposiciones curadas”, dice la curadora del Espacio Odeón, Ximena Gama.
Con propuestas de artistas como Mauricio Limón, Luciano Denver, Andrey Zignnatto, esta feria sorprendió con sus diversas maneras de vivir el arte. “Como artista puedo aprender mucho, y más si a la vez de visitar puedo mostrar mi trabajo y también venderlo, lo que implica un fortalecimiento a todos los niveles. Son fogueos necesarios para el crecimiento como artista en ciertos aspectos que tienen que ver con la difusión y el posicionamiento en el medio local e internacional”, dice el artista colombiano Andrés Arango, quien expuso en la feria su trabajo Realidades Increíbles.
En su primer día, La Feria del Millón recibió a cientos de visitantes que conocieron la propuesta de artistas sin que dependiera del respaldo de una galería. La fotografía innovó en sus diversos formatos, mientras que las obras hechas con objetos cotidianos cogieron mayor fuerza durante la feria. “Este año llevé una serie que se llama Chocobreak-Coleccionable que es una presentación en pequeño formato limitada de la serie choco-break (…) es una metáfora para expresar la dulzura que caracteriza a los niños independientemente de las circunstancias de su diario vivir”, explica la artista Carolina Rodríguez.
Durante estos días de feria, que finalizó el 5 de octubre, la ciudad se dejó encantar por miles de proyectos que evidencian el crecimiento internacional e internacional que cada año incrementa su número de visitantes en la ciudad de Bogotá.