María Elvira García Silva | «No busques la forma, solo el color»

Imágenes cortesia del artista.

Ante los cuestionamientos sobre su relación con la visualidad la artista declara con gran naturalidad: “Es una cosa que está en mí, dentro de mí. No es que lo haya descubierto sino más bien es que estaba, venía conmigo… Quizás tuvo alguna influencia que mi mamá estudió en el Bellas Artes…”, señala María Elvira García (Santiago, 1958) pintora autodidacta que dio un giro a su vida de oficinista bancaria hacia el sueño que siempre le apasionó: PINTAR, y muy orgullosa relata que ha sido un atrevimiento “logrado antes de que jubile”, lo que le pone dichosa pues el deseo estuvo latente desde niña y hace aproximadamente 10 años que se dedica de lleno a su obra plástica y la autogestión de marketing de su trabajo.

“En general mis trabajos son muy libres, no responden a un tema o concepto, ya que como van saliendo de un momento a otro no hay mucho hilo conductor. Lo que los conecta es el uso del color como expresividad y búsqueda de un lenguaje sincero y puro»

Al comienzo fue aprendiendo del error como elemento motriz y comenta que su constante experimentación con materiales y búsqueda radica en la expresividad que el color puede llegar a brindar en una composición. Conectada con el colorido simbólico de sus pinturas, la artista confiesa no seguir una pauta sino más bien que logra sus obras desde lo que ellas le proyectan. De esta manera, y en la constancia que la caracteriza, se dispone a descubrir lo que sus pinturas traen consigo desde las múltiples manchas y texturas que va haciendo aparecer. Se acerca de manera intuitiva a la fluidez de la técnica y reconoce que su búsqueda no precisa de la forma sino que es en el color donde se nutre, y es lo que le permite obtener la expresividad de lo que va sintiendo al ejecutar obra. Para ella la vibración que transmite el color y la textura lograda al aplicar los diferentes materiales es en donde está la fuerza de su trabajo, representando su carácter y en algunas ocasiones estados de ánimo.

Declara tratar de llevar una rutina de trabajo, en la que por lo menos tres veces a la semana se instala a producir. Y bajo esta costumbre, es que hace un par años asiste al Taller de Pintura de Mª Eugenia Akel, en el que ha ido aprendiendo teoría y complementando sus propios ejercicios intuitivos en torno a la aproximación pictórica siempre con una base muy innata del oficio; lo que le ha dado cierta constancia y mayor seguridad frente a la liberación de su lenguaje visual. De todas formas, y gracias a su tenacidad, María Elvira ha expuesto de manera individual en Chile y Uruguay, pero destaca su inclinación a participar de colectivas debido a que según su percepción y experiencia estas muestras requieren menor gestión financiera. Por ejemplo: a fines del año pasado, y a través de las obras que tiene en la web de AAL, la contactó una representante bonaerense interesada en que su obra fuese partícipe del Anuario de Artes Plásticas – 2014 editado en Argentina. Este hecho la marcó de manera positiva y más allá de sentirse “estar como pajarito suelto o bien trabajando de manera primitiva” ha reafirmado su decisión de dedicarse al arte por completo.

La inspiración ES trabajo

Lejana a referentes y a factores externos de inspiración para ella parece ser indiscutible la premisa de Picasso en torno a que la inspiración llega cuando estás trabajando; siendo lo que sale de las manchas y el color sin duda su misma Inspiración. En su experimentación cuenta que le agrada trabajar en más de una obra a la vez, ya que a veces van apareciendo cosas en un cuadro y para no saturarlo prefiere llevar estos atisbos a otra obra e ir trabajándolas a la par.

“En general mis trabajos son muy libres, no responden a un tema o concepto, ya que como van saliendo de un momento a otro no hay mucho hilo conductor. Lo que los conecta es el uso del color como expresividad y búsqueda de un lenguaje sincero y puro. Yo creo que el 80% se va generando de lo que va apareciendo, reciclo mucho los cuadros pues como me gusta esto de la textura, recorto de uno y compongo otro y así cubro alguna parte aprovechando lo que está abajo. Me gusta pegar los materiales en el soporte, con la intención de generar nuevas tramas y desde estas formas recrear la obra que no responde necesariamente a lo figurativo. Decido que mientras me parece interesante lo incorporo, todo lo que deje textura sin importar lo que sea me permite expresar el lenguaje plástico que hay en mí”.

Considera que el mensaje de su obra está en el sentimiento con el que ha sido hecho el cuadro, y le ha resultado muy satisfactorio lograr traspasar el origen de la obra a distintos espectadores que le han comentado lo que sienten a partir de la interpretación que le dan a sus texturas pero, por sobre todo, a su incesante trabajo en torno al color. “No acostumbro ponerle nombre a mis trabajos, sino que prefiero dejarlos libres sin encasillamiento y que sea la misma obra que le hable al espectador y transfiera el mensaje. Y me doy cuenta que a las personas les llega, capturando de manera fantástica las sensaciones intensas en las que fueron creadas”.

 

 

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