AGÓ PÁEZ VILARÒ: La vida como un mandala

La artista multidisciplinaria Agó Páez Vilaró ha incursionado en diversas técnicas y estilos. Desde Casapueblo y su octógono de barro en Uruguay, luego de la gira 2016 en Argentina, su escuela de mandalas sigue creciendo. 

¿Cómo unes arte y espiritualidad?
El arte es el lenguaje del espíritu. Lo confirmó a diario cuando profundizo mi camino interno, dejando fluir lo que deba, siendo un canal.

Desde este canal en ti, ¿cómo nacen tus obras?
Pintar es ir a mi templo, allí trabajo donde quiera que esté. ¡Lo disfruto mucho! Me conecto contemplando y sintiendo lo que emerge.

¿Cómo fue construir Casapueblo en Uruguay con tus manitas, las de tus hermanos y tu padre, Carlos Páez Vilaró?
Comenzamos Casapueblo sin soñar que sería un castillo de 5000 metros. Mi padre decía que construir con dos manos era más fácil que construir con el pico como hace el hornero. Nos divertía hacerlo y sin darnos cuenta, fue una escultura para habitar.

Muchos artistas encuentran creatividad al atravesar dificultades. ¿Cómo es en ti?
Cuando comencé a pintar necesitaba centrarme ante las dificultades. Luego fui hacia adentro, a reconocer la esencia que vive en todos. Allí comenzó mi transformación. Me liberé conectando con mi creatividad y expresándola en todo momento.

Cuéntanos de tu primera muestra en homenaje a Copihue.
Fue dedicada al perro que papá nos regaló cuando sucedió el accidente de mi hermano, sobreviviente de la tragedia de Los Andes. Era un perrito muy especial Copihue, lo pisó un auto y le dedique mis pinturas y colores para acompañar su vuelo.

¿Qué importancia tienen las ballenas para ti?
Crecí observándolas, las recibía cada año en su paso hacia el Sur. Vienen a las costas uruguayas para procrear. Su vibración me hacía feliz. ¡Es una bendición su cercanía!

¿Con un padre tan reconocido, cómo alcanzaste tu identidad de artista?
Papá no cambió al hacerse famoso. Siempre supe cómo era, lo bueno y lo malo. Eso ayudó a encontrar mi camino, motivada por su consejo, que debía seguir siempre al sol, y descubrí el sol, ¡en mi interior! Me dejé guiar por su brillo, conocí la esencia de Cristo y mi vida se trasformó impregnándome de vida y color.

¿Qué expones permanentemente en la sala Gómez Sicre?
Expongo en diferentes salas desde hace más de 30 años, pero allí tengo un rincón especial que papá creó para que compartiera mis mandalas y creaciones.

¿Por qué eliges hacer mandalas?                                                                                                                                 El Mandala es un punto, un centro, un círculo, un planeta, la barriga de la madre. Ahí comienza todo

¿Cómo nace tu escuela de mandalas hace once años?
Surge en Rosario donde nació mi abuela materna. Su casa y la de su familia es el actual Museo Esteves frente a la catedral.

¿Porque desde el cono sur?
¡La semilla nació en el Sur! Todo está enlazado mágicamente y de allí se extiende.

¿Cómo enseñas a hacerlos?
Las formas nacen naturalmente, se manifiestan sin pensar, sintiendo.

¿De qué trata la técnica “Sanarte”?
Es sanación a través de arte, sonido, color y forma. En la experiencia con mandalas pude sanar y continuó sanándome, eso me llevó a compartirlo

Eres multidisciplinaria pero eliges la pintura. ¿Porque?
Trabajo en cerámica, escultura o escribo, pero pintar me hace sentir alquimista del color, me maravilla.

¿Cómo fue pintar un avión?
Hacer un cuadro volador fue una de las maravillosas locuras de mi padre, como también ¡tener de mascota una pantera traída de la India en mi infancia! Lo más lindo luego de pintar juntos, fue volar en él y verlo pasar por el cielo.

¿Cuál es tu mayor impronta a nivel espiritual y artístico?
Tuve maravillosos maestros y guías, grandes artistas, amigos y colegas de mi padre. Lo más importante, saber de la fuerza de Cristo en mi corazón, reconocerlo como mi estrella guía. Todo se iluminó a partir de ese milagro.

¿Cómo construiste el Octógono de Ago, tu espacio de actividades en adobe y color?
El sueño de construir en barro lo tenía mi padre, de niña nos contaba historias de sus esculturas que nacían de las casas de las termitas en África. Con la experiencia de Casapueblo, la ayuda de varios artistas y la conducción de Jorge Belanko de El Bolsón en Argentina, pude construir el Octógono de Ago en el valle de Punta Ballena.

¿Cómo vives el arte público y su mantenimiento?
Los murales son para compartir arte con todos. A veces los podemos restaurar, otras el tiempo los destruye. Vivo el presente, la alegría de pintar con niños y jóvenes, de entregar el mural y desapegar.

¿Cómo sientes la identidad charrúa?
Los llevo en mis ancestros. Me inspiraron a crear el camino al interior del Uruguay para recibir la tierra, descubrir rincones escondidos y respetar su inmensidad.

¿Qué te brinda el recorrer caminos, el de Compostela en Galicia, el del inca en Perú, el del café en Brasil y el del interior en Uruguay?
Al caminar recuerdo mi origen, agradezco a la vida, al planeta por lo que nos da, a mi cuerpo que me sostiene y a mi espíritu que me conecta con Dios, con la naturaleza y la creación. Caminar me da paz.

¿Cómo ves las artes hoy?
El arte hoy comienza a manifestarse desde el ser. Tengo la certeza interna de que el cambio está. Ser canales para manifestar lo divino, es nuestra misión y el arte es la forma de trasmitir lo que urge para el despertar de miles de personas dormidas que necesitan algo que conmueva su corazón para volver a casa.

¿Cuándo incorporas ángeles a tu figuración?
Siempre conecté con mi mundo mágico, la mitología, la vida de la naturaleza en formas y colores. Pinté ángeles cuando mi amiga Graciela Iriondo me invito a dibujar sus libros, y se hicieron presentes por siempre.

Participas históricamente en las llamadas de carnaval en Montevideo. ¿Qué harás para 2017?
El candombe y las llamadas están en mí, empiezan a prepararse en un mes. Los tambores serán pintados con mandalas de colores, impartiendo su energía circular al espectáculo.

Frente al predominio masculino en las artes, ¿qué aporta la conciencia femenina?
Lo femenino conecta con el amor, el abrazo, la vida, la célula y la madre. El arte es amor, cuando sale de una mujer tiene corazón.

¿Qué figuras femeninas te han dejado una huella inolvidable?
Mi madre, la Magdalena, Teresa de Calcuta, Frida Kahlo y todas las mujeres por su capacidad de amar.

¿Qué crees necesario, urgente?                                                                                                                   Manifestar amor en todo. El arte es una maravillosa herramienta para hacerlo. Sanarnos para ayudar a sanar, ¡comenzar por casa!

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