Malformados: ponencia de un cirujano plástico. Sonrisas torcidas y risas siniestras

En una sala de teatro convertida en un quirófano hace ingreso un doctor retirado para contarle a la audiencia su experiencia como cirujano de las más fantásticas desviaciones de la carne, de artista del músculo y el hueso con una técnica capaz de devolverle la sonrisa a las facciones más torcidas. Es Malformados, que tiene funciones hasta el 26 de enero en Taller Siglo XX.

“Dice que el rostro en su nuca se ríe cuando él llora”

“Ponencia de un cirujano plástico” es la otra parte del título de esta pieza teatral que da cuenta del último testimonio de un médico retirado, en los albores de la muerte, que desde el hospital recuerda los casos que lo conmovieron durante su trayectoria en la sala de operaciones. Alejado de las cirugías estéticas que buscan aumentar la belleza, entregó su vida las operaciones que buscan reintegrar el amor propio a los cuerpos de los rechazados por la sociedad, lo que nacieron con malformaciones congénitas que los hicieron objetos de burlas. O peor, que los hicieron sentirse monstruos.

Pero el doctor no les teme. ¿Los ama? ¿Eso gatilla su miedo al retiro? ¿O es una profunda vocación lo que lo llama a no abandonar a los desamparados, a no bajar el bisturí? Cambian las luces, los asistentes y enfermeros mueven los proyectores de diapositivas y se proyectan desde dos focos las imágenes de otro paciente, otra malformación cuyas proyecciones se montan y alternan en el mismo espacio, haciendo del recuerdo un collage. Su cuerpo que parece armado con piezas  que no calzan es reconstruido a través de fotos girando en cuadros tan sicodélicos como asfixiantes. Hay algo más que no están diciendo, otra cara del asunto.

El Doctor H. habla de las diferencias entre operar superficialmente y a fondo. Para él intervenir solo la carne y el cartílago es no tener la intención verdadera de reconstruir un rostro que se considere normal. Dice, si es necesario operar el hueso para moldear el rostro, hay que hacerlo. Él no tiene miedo, tiene un hambre profesional que sus colegas podrían considera una malformación en sí. Hay unas 20 butacas apostadas en las paredes de la sala de operaciones, es decir, del teatro. El Doctor H. mira a las personas del público como buscando un tabique que corregir, un corte que realizar. Su asistente maniobra las luces del quirófano que cuelgan del techo, apunta a los espectadores, sonríe como guardando un secreto.

La inmersión en la consulta médica es completa cuando entra a la sala el hombre con enanismo para ser examinado por el Doctor H. Es Rodrigo Velásquez, que hace ingreso vistiendo traje y corbata, sobrio y formal. El cruce de lo que es real y lo que es teatro requiere que un dramaturgo intervenga la situación, ahí se precisa el trabajo de Alexis Moreno para unir las partes, mientras la dirección está a cargo de Constanza Thúmler, que junto al Doctor Hoppmann escribió el texto de la ponencia. Disertación, testimonio, fantasía: teatro mutante.

Al cierre de la obra se comenta un caso que consterna y causa escalofríos de temor incluso en los más ajenos a la posibilidad de que Malformados no sea real. Un hombre, cuenta el Doctor H., que nació con un rostro en la nuca. Como el villano de la primera Harry Potter, dos cabezas geminianas, unidas pero opuestas. Mientras la cara del hombre mira hacia adelante, el rostro pequeño parece mirar la oscuridad. Dice que el rostro en su nuca se ríe cuando él llora. Una risa siniestra que quiere extirpar incluso si le cuesta la vida. ¿Qué dice el doctor? Tienen funciones hasta el 26 de enero para saber la respuesta.

FICHA ARTÍSTICA
Dramaturgia: Alexis Moreno

Texto ponencia: Constanza Thümler y Roberto Hoppmann
Dirección: Constanza Thümler
Elenco: Roberto Hoppmann, Mario Olivares y Rodrigo Velásquez
Diseño espacio: Marcos Guzmán
Diseño iluminación: Francisco Herrera Estay
Diseño de vestuario: Daniel Bagnara
Diseño sonoro: Hugo Alfaro Parra
Producción: Romané Guzmán
Asesor de diseño: Cristian Mayorga

Prensa: Claudia Palominos

 

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