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Diego Trulls lleva 12 años ofreciendo una feria en formato digital, para él la cuarentena fue un día más. En su última entrevista a Arte al Límite, explicó esta modalidad que se mantiene novedosa, que no deja de probar ideas para mostrar y vender obras, creando nuevas formas de ver y hablar de arte. 

Se le explica a las galerías que hay otro código de lenguaje para una feria online, que la gente que compra quiere otras velocidades, para quien compra y vende hay modificaciones. Invitan a galerías y a artistas a potenciar la comunicación mediante sus propias redes: “Una construcción comunitaria de la feria, eso es a lo que apuntamos desde un principio”.

Diego tenía un estudio de diseño web y empezó a cambiar sitios webs por obras de arte. Trabajo por trabajo, el reconocido trueque, hasta que tuvo su casa llena de obras, y muchas de renombrados artistas. Se convirtió en coleccionista sin tener la plata para serlo. Justo en ese momento se inventó el Ipad: “Me pareció buenísima idea que la gente que no tenía la plata pudiera igual coleccionar originales. Empecé invitando artistas de Argentina a que hicieran una obra original usando el Ipad, con su dedo porque aún no existía el pen, y varios se entusiasmaron”.

El proyecto se llamó Coleccionarte y recorrió ferias y talleres del mundo. Las obras recopiladas se subían a una plataforma web y cualquiera podía acceder a un original digital sin pagarlo.

“La feria es una herramienta que no reemplaza la experiencia presencial, pero tiene otras ventajas”

¿Cuáles son? 

Entre muchas, la posibilidad de abarcar un mundo entero. Cuando inauguras en tu galeria y te fue bárbaro, fueron 100 personas. Cuando inauguras online pueden venir infinitas, entonces la difusión es a otra escala.

¿Qué novedad presentan este año? 

Se realizará la primera edición especial para artistas. La otra sigue funcionando pero en este nuevo formato convocamos nosotros a los artistas y les ofrecemos volver a lo que te conté, con lo que inicié, trabajo por trabajo. Los artistas no tienen que pagar inscripción ni pagar comisión por las ventas, sólo intercambiar una obra por su participación en las cuatro ferias. Las ventas se han complicado por la pandemia así que no pedimos dinero, si no intercambiar para participar.

Cinco días durará cada feria, Hasta ahora ha sido anunciada la primera en México, del 23 al 27 de abril. La segunda será en Santiago y Lima. La tercera en Brasil y la última, durante diciembre, en Miami. En el sitio web se suben las obras pero también hay un whatsapp de coleccionistas habituales y en Instagram toman lugar los lives @otraferiadearte.

¿En qué se traduce, visualmente, que la feria sea para artistas?

Las ferias tradicionales son con galerías invitadas y ellas deciden qué artistas participan. Al convocar a la galería perdemos -intencionalmente- por donde irá la curatoría. En cambio, aquí los elegimos nosotros y armamos un diálogo que nos parece interesante.

¿Qué beneficios tiene el/la artista con esta modalidad?

Hacen su propia curatoría; pueden mostrar obras tremendas pero que vendieron, que quizás las tiene un museo y les interesa mostrar que eso estuvo; o elegir una parte de una serie que fue poco vista y quieren mostrar más. No es la típica feria donde cuelgas en la pared y todo se debe vender para pagar el stand, si no una posibilidad de mostrar y crear redes.

Diego, además explica que es un formato muy amigable con las galerías, ya que como la feria no toma ningún tipo de comisión sobre la venta de las obras, el artista puede hacer su propio acuerdo con su galería y compartir lo vendido sin problema.

Repensando la difusión del arte

¿Qué aprendieron durante todos estos años? 

Que hay que estar todo el tiempo atentos, mirando, probando y ajustando. Más allá de ser un instrumento de venta, que nos encanta, dar muchas otras herramientas interesantes, como la difusión: llegar a la base de datos que hemos construido en todo este tiempo, con directoras de feria, residencias, coleccionistas, prensa, directores de museos, etc. Más allá de quien compra, alguien que te puede contactar dos años después para invitarte a una muestra o a un show. Todas esas cosas son intangibles pero son súper importantes para la carrera de cada artista. Hemos aprendido en este tiempo que es mucho más importante, interesante y útil, que una persona que compró una obra y nunca más apareció, la persistencia en el tiempo de las redes.

Entre el trabajo por trabajo y la participación activa y masiva, parece una forma de funcionar mucho más cercana a las ideas de colaboratividad y comunidad…   

Claro, tratamos de que entre todos podamos construir algo diferente a lo que ya existía, porque parece que de eso ya hay muchísimas muestras. Este tipo de ferias abre mucho el juego y permite que mucha gente que no está acostumbrada, o que no tiene tiempo, o las ganas de asistir físicamente a una feria, pueda tener un acercamiento al arte. Amplía mucho el público que colecciona y creo que esa es la solución, tener cada vez más gente que coleccione y no cada vez menos y grupos más cerrados.

La Otra Feria va más allá de la compra, es una forma de pensar la exposición de obras para un nuevo tipo de audiencia, una más amplia cuantitativa y cualitativamente, con la posibilidad de relacionarse con las y los creadores de lo que ven. Para Diego, abre muchos mundos. La tecnología al servicio de la comunidad, nuevas formas de transacción que permiten abrir caminos a las y los artistas, cada participante tiene un rol activo y son unidos en torno a un objetivo: la difusión del arte. Ya no se necesita un pasaje de avión para ver una feria de arte.

Foto de portada: Arturo Aguiar.