San Valentín: El ballet de los enamorados

El amor es uno de los grandes tópicos de las artes escénicas, siendo los encuentros y desencuentros amorosos el motor principal de muchas obras. En la ópera está más normalizado el fin trágico de los amantes, pero en el ballet ocurre más bien una celebración del amor, las danzas entre parejas requieren compromiso de ambos intérpretes y el apoyo mutuo que requieren sus movimientos impresiona al público, entregando ejemplos de amor y compañerismo. Sin embargo, también hay ocasiones en que el egoísmo triunfa por sobre el amor y todo se vuelve sombras.

Este San Valentín repasamos cuatro ballets donde el amor obra su magia.

Eugenio y Olga bailan como dos amantes entregados a la pasión, Tatiana sufre y se derrumba como todo su mundo; luego, la ilusión de Olga desaparece, y Eugenio cruza el marco del espejo para danzar con Tatiana, quien flota de dicha en los brazos de su amado

El Lago de los cisnes

Quizás una de las piezas de ballet más famosas, cuenta con la composición musical de Tchaikovsky y un amplio repertorio de adaptaciones y referencias en el mundo del cine. En esta historia el príncipe Sigfrido debe elegir esposa en un baile, pero antes conoce a la princesa Odette, quien pasa los días convertida en cisne blanco por el maleficio del malvado Rothbart. El hechizo solo puede ser roto si alguien que nunca haya amado le promete amor para siempre. Los movimientos de aves que adoptan las bailarinas hacen la ilusión de la metamorfosis creíble hasta niveles conmovedores. Todo se complica cuando se celebra el baile y Odile, la hija de Rothbart, asiste transformada por la magia de su padre en una gemela de Odette, con una sola diferencia: Odile viste de negro. Si el amor triunfa o sucumbe ante la magia mal intencionada depende de la versión que se monte, pues el final ha sido múltiples veces reinterpretado.

La cenicienta

La historia de la doncella que es obligada por su madrastra y sus hermanastras a asear la casa hasta quedar tan cubierta de ceniza que todos la llaman Cenicienta es bien conocida, desde la adaptación animada que hiciera Disney en 1950. En la última versión que montó el Teatro Municipal de Santiago las dos hermaastras más que un rol de feas y envidiosas, tenían papeles jocosos por su torpeza y desgarbo. La madrasta, por otra parte, mantiene su fría severidad con la hija de su difunto marido. También la magia y el baile tienen un rol en el amor de los protagonistas, pues es el hada madrina quien le permite a Cenicienta cambiar sus vestimentas para asistir al baile real donde el príncipe elegirá compañera. ¿Podrá reconocerla sin lujosos vestidos? Y si la reconoce ¿será capaz de amar a una plebeya? Dicen que el amor todo lo puede.

Eugenio Onegin

Aquí el amor duele. También con música de Tchaikovsky, en esta pieza de ballet vemos a las hermanas Olga y Tatiana enfrentadas a los deseos de los jóvenes amigos Lenski y Eugenio. Lenski está prometido con la Olga, la menor de las hermanas, mientras que Tatiana se enamora inmediatamente de Eugenio, el cual la rechaza y en un capricho decide cortejar a la prometida de su amigo. Cuando Tatiana duerme  el espejo de la pared de su cuarto se transforma en un portal, del otro lado Eugenio y Olga bailan como dos amantes entregados a la pasión, ella sufre y se derrumba como todo su mundo; luego, la ilusión de Olga desaparece, y Onegin cruza el marco del espejo para danzar con Tatiana, quien flota de dicha en los brazos de su amado. ¿Qué sucederá cuando Tatiana despierte? ¿Se arrepentirá Onegin de cortejar a Olga cuando Lenski lo rete a duelo? Hay amores que duelen y Eugenio Onegin nos recuerda que es mejor no jugar con los sentimientos ajenos.

La viuda alegre

Para cerrar, un amor que causa risas, excepto que no es un solo amor y no son risas, sino carcajadas. La viuda alegre es una comedia picaresca donde los amantes encuentran las más inusitadas excusas para encontrarse, incluso en las narices de sus cónyuges legales. Aquí el amor todo lo burla y el regocijo de los amantes triunfa a diferentes adversidades porque nadie debería privarse de estar en los brazos de la persona que ama, sonriendo, disfrutando. Una rica herencia de por medio genera la intriga de si la viuda es cortejada por amor o por su fortuna, pero las noches de baile y coqueteo encauzan para bien las aventuras de los involucrados.

 

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