Una nueva forma de comprender el formato bienal llega al MAC, cuestionando el tradicionalismo de estos encuentros desde la deconstrucción. Dispositivos críticos y estéticos dialogan entre ellos para poner en crisis esta fórmula conocida y aferrada en la institucionalidad.
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Transgrediendo los cánones, Bienal Nomade se niega a reconocer una sede o ciudad central, tampoco se enmarca en un período exacto, ni propone un mega-despliegue. Este encuentro se configura como una circulación contante, una residencia en tránsito, un proceso infinito.
En esta oportunidad, MAC Quinta Normal acoge pinturas, videos, instalaciones, entre otros, de artistas nacionales e internacionales; sumándose a este encuentro móvil, efímero y filial, que se abre a la experimentación.
CAPITAL DE TRABAJO BRUTO:
En las economías actuales o avanzadas la materialidad de la mercancía, el carácter físico del trabajo y la naturaleza concreta o real de los intercambios se subordinan al imperativo desmaterializante de las economías de servicio o financieras.
Este cambio ha supuesto también que la otrora potencia productiva de los cuerpos es considerada una forma de producción secundaria y de valor intermedio en el mercado planetario, es decir, que dentro de este nuevo paradigma lo puesto en valor son los signos y su velocidad virtuosa y lo relegado a la periferia son los performativos y las dimensiones físico-políticas contenidas en las múltiples formas de la producción primaria.
Esta desvalorización de la producción primeria o bruta no solo se da en la esfera de las economías de consumo sino también afectan a las economías de sentido y significación; siendo el arte y la cultura los ámbitos más afectados por tales fenómenos.
En efecto, el arte contemporáneo se ha convertido en un ejercicio globalizado que ya no establece vínculos concretos con el territorio real y virtual desde el cual emerge y al cual desea interpelar, lo cual hace válido pensar que su paulatino proceso de desmaterialización más que otorgarle un coeficiente emancipatorio al arte ha sido el factor que ha hecho posible su integración subordinada a las economías de la información.
Desde este punto de vista, La bienal, el hacer como proyecto y la desaparición progresiva de la figura del artista como sujeto liminal al sistema son los signos y las figuras más nítidas de su incorporación pasiva al mercado planetario.
Estos aspectos críticos son lo que la Bienal NOmade en su tercera acción: GROSS Capital / Capital bruto desea perturbar o bifurcar al proponer bajo el alero dominante de la noción de bienal la irrupción de un capital bruto o brutal, es decir, un capital bestial, excedido en su condición primaria o primera. De esta manera, lo propuesto es desviar la mirada de los espectadores del evento o del proyecto hacia la realidad y los performativos que se expresan en la fabricación de la cosa artística.
Hacia una “economía bruta”
Dicho esto, la sinfonía de lo brutal en el juego de fluctuaciones continuas que proyecta la “cosa artística” como “objeto del deseo” al interior del espacio sin espacio del museo, se siente contrariada mientras la plusvalía simbólica necesaria para la confección del “objeto bienalistico”, necesariamente debe ser sustituida o al menos debe lograr esquivar la condición de artefacto, para sumergirse en la tensión de lo político.
Acudir a los dispositivos periféricos del arte y no a su “forma” como economía de mercado, podría ser la alternativa configurada en la medida que delega dicho valor sustituyéndole por el capital simbólico de los signos, significados y todo su poder gnoseológico.
Entonces, el valor nómada del capital bruto se torna en el elemento fugaz que desmantela el sentido racional cuya economía real no solo será sustituida por una economía creativa, en tanto la materia prima, el esfuerzo físico y el capital bruto -tan venido a menos- sustituyen la dogmática tarea de pensar lo racional como único elemento posible en el camino de la búsqueda de una ontología primera.