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A través de un trabajo pictórico y objetual cargado de referentes culturales, el artista aúna política, religión y cultura popular en un cóctel simbólico cargado de ironía, crítica social y recelo por la tradición establecida.

“El gran hermano” es el resultado de un ejercicio deconstructivo en que se develan y cuestionan las estructuras del poder que someten al individuo y perpetúan el sistema tradicional. A principios del siglo XX esos mecanismos se ejercían a través de la moral, la religión y el poder de un Dios omnipresente; en el mundo contemporáneo es el capitalismo y sus códigos seductores y facilistas los nuevos opresores. En ambos, hay un “Gran hermano” que, como en la novela de George Orwell,1984, es omnipresente aunque nadie lo ve, y muy eficiente en mantener y salvaguardar el establishment.

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Lo que devela Johnson en su muestra es el cambio radical de paradigma en el curso de los dos últimos siglos. “…Pensando además en la revolución digital, Johnson nos plantea el fin de los sujetos disciplinados a través de historias religiosas y de guerra, ajusticiados por su incondicionalidad al sistema y los renuentes, inmolados por sus causas. Es así como el poder hoy no es planteado desde una personificación, ni siquiera desde una institución, sino desde el seno mismo del capitalismo avanzado, oculto o evidente, nos aparece como un mensaje amable y seductor; es un facilitador que permite acceder al conocimiento y al bienestar. No necesitamos ser controlados porque evolucionamos al autocontrol”, explica Arturo Duclós, curador de la muestra.

En este marco, la muestra incluye la serie “El equipaje del colonizador”, cuatro retablos plegables construidos por el artista con gran dedicación y oficio e ilustrados en base al libro Catéchisme en Images, texto francés compuesto de 70 grabados con imágenes religiosas católicas, cada una con una explicación y reseña  en el reverso de la página, de carácter eminentemente doctrinario.  Lo pictórico y tradicional es contrastado con objetos de la cultura pop, que el artista coleccionó minuciosamente a través del mundo vía internet. “Son mercancías cuidadosamente elegidas, sin intervención que a veces demoran meses en llegar a mi poder. Las ubiqué estratégicamente en mis retablos para representar el mundo contemporáneo y la promesa neoliberal de un mundo esplendoroso gracias al poder y el dinero. Al final es la otra cara de la misma moneda porque, al igual que la moral y la religión, un Gran hermano nos controla a favor del sistema y su continuidad”, señala Johnson.

Además de los retablos, el artista también presenta distintas series de pinturas que profundizan su crítica. En “El dueño del foso”, se vale de la contingencia para desarrollar personajes sometidos, como los niños abusados por el poder de la iglesia o anti sistémicos como Nicolasa Quintremán Calpán 1939-2013, reconocida por su lucha tenaz a la construcción de la central hidroeléctrica Ralco. En la serie “Las víctimas olvidadas”, se inspira en algunos capítulos de la historia como la guerra fría y el golpe de estado en Chile para establecer narrativas cruzadas con las víctimas del nazismo y de la CIA, presentando a estas víctimas a través del Atlas de Anatomía de Pernkopf, con bellísimas y didácticas ilustraciones que se usa aún para enseñar. Eduard Pernkopf fue director del instituto de Anatomía de la Universidad de Viena y miembro del partido Nazi alemán. Reclutó artistas para que ilustraran sus disecciones de cuerpos de ejecutados en los campos de exterminio, labor que demoró más de veinte años en terminar. En las páginas pintadas de este siniestro atlas, Johnson agregó sellos alusivos y detalles relevantes que vinculan a las víctimas con la crueldad del poder.