Claudio Aguayo | El poeta del agua

La temporada de piscina ha comenzado a abrir sus cercos de seguridad. Pareciera que el sol ya no se volverá a esconder y los días de chapuzones afloran en los jardines privilegiados dándole la bienvenida a la temporada estival. La luz se refleja en el agua, las ondas juegan con la visualidad y en ese empañe casi miope de los ojos se puede ver algo más y Claudio Aguayo es el artífice del arte que lo bañara de color. “El poeta del agua”, como le dice uno de sus clientes.

La piscina, sus muros y saltos de agua, el entorno, todos diseños de su autoría, se convirtieron en la tela de un pintor, en el barro de un alfarero, en el papel de un poeta, en el espacio donde el creador puede volcar su imaginario y las creaciones que lo acompañan. De profesión Diseñador Industrial, Claudio señala que en su formación adquirió “un lenguaje que modelé a mi personalidad, que me dio una apertura de mente para hacer cosas nuevas y sentirme capaz de poder afrontar nuevos desafíos”.

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El baño de sol, 2016.

Una dura e inolvidable Travesía Amereidiana, en un territorio con gélidas y traviesas aguas, recorridas hace más de 200 años en canoas de fuego por los extintos Selknam, fue su primera experiencia de diseño extremo con el agua durante su período de estudiante. “En esa época donde la ‘fuerza de los fundamentos poéticos’ de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV marcaban de por vida a cada alumno para ser aprendiz de creador”, destaca el artista. Fue ahí donde aprendió lo épico del crear, fundar espacios y diseñar objetos para vivirlos desde la mayor belleza y utilidad pese a toda adversidad, incluso la natural.

Luego, con más experiencia y estudios de arte, Claudio Aguayo sin dejar de pintar y experimentar con el agua, se desempeñó por años en la gerencia de distintas empresas relacionadas con la construcción de piscinas, liderando equipos de trabajo tanto en el área productiva como en desarrollo de proyectos. Pero su afán creativo se vio limitado y cerca de los 35 años “caí en cuenta de que mis trabajos no debían ser más seriados e industriales, debían ser únicos y personalizados. Entendí que la máxima satisfacción de un cliente me permitiría trascender con mi obra y que su confianza me daría luz verde para crear más allá”, explica.

Fue así como el diseñador y pintor empezó a construir espacios para el agua con una visión muy personal del arte y del diseño, poniendo cerebro y corazón, cuerpo y espíritu. Por lo mismo, para lograr la plenitud de cada obra se puso riguroso y decidió no liberarse de ninguna de sus creaciones «hasta que se iluminen de color y texturas,para que contenido y forma se llenen de significados”, sostiene y agrega que “cada piscina es la obra construida que invita a realizar en ella el arte de un mural,en ese momento el Diseño pasa a ser Arte».

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Pero su labor no sólo es diseñar con sentido poético creativo y construir con calidad, hay cálculo en todo. En la arquitectura de la piscina, en su construcción, en su hidráulica. Hay cálculo también en el diseño del agua que delinea los espacios, circulando desde la piscina por el jardín para regresar nuevamente a ella, se filtra, se tempera, se reutiliza para regar. También hay cálculo pictórico en cada mural. El artista afirma que “hoy mis proyectos ya no son espacios sólo para refrescarse, son espacios de encuentro para la contemplación del arte en el agua”.

Claudio Aguayo no sólo se mantiene vigente y prolifera con su arte muralista y diseño de piscinas, en la actualidad también esta motivado por presentar un libro que le permitirá exponer sus ideas y experiencias en el campo en el que se desenvuelve, del que se podría decir fue el precursor. Porque sus obras únicas no son simples figuras y colores que se complementan dando vida a lo lúdico que propone una piscina, sino que se enlazan con la abstracción del gesto del agua, el sol y el paisaje, ya que como concluye el artista: “la temática de mis murales es la coexistencia de la naturaleza del agua y el cuerpo relacionado con la espacialidad a trabajar, pensando ambas obras (piscina y mural), como unidades integradas con un sello muy personal”.

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