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Tatuajes ¿autoría del artista o del cliente?

By 18 de agosto de 2016septiembre 12th, 2024No Comments

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En los últimos años ha aumentado en forma notoria el número de personas tatuadas. Quien decide poner un tatuaje en su cuerpo debe ir donde un artista especializado para que haga el trabajo. Ahora bien, el tatuaje es una creación que, como tal, es protegida por la ley de propiedad intelectual ya que se aplica el derecho de autor, por tanto ¿qué pasa con la autenticidad y autoría de las imágenes?

Quizá uno de los aspectos más complejos de esta materia es determinar quién es el autor de la obra que se tatúa en la piel del cliente. Dependiendo de esto existirán diversas consecuencias. Por ejemplo, si el tatuador reproduce una obra de otro artista o un personaje conocido, necesitará la autorización del respectivo autor o del titular de los derechos sobre el personaje; de lo contrario, estaría infringiendo el derecho de autor. Otro caso es el del artista que crea su propio tatuaje, aquí no se necesitarían autorizaciones de terceros.

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Cris Jara

Se debe tener claro que la persona tatuada no tiene los derechos patrimoniales y morales de la obra que lleva sobre su piel. Se entiende que el artista autoriza al cliente a mostrar el tatuaje, sin embargo esto no conlleva una autorización para hacer un uso comercial de esta obra. Un ejemplo en el que se vulneran los derechos del artista es el de la saga de videojuegos de basketball NBA2K. El desarrollo de la tecnología ha permitido que las gráficas de los videojuegos sean de excelente calidad, al punto de poder reproducir muy bien los tatuajes que usan los deportistas. En el citado videojuego se pueden ver los que usan Kobe Bryant y Lebron James. Esto produjo que el estudio de tatuajes Solid Oak Sketches, creador de los tatuajes de los basquetbolistas, demandara a la compañía de videojuegos por 1,1 millones de dólares por no haber pagado por las autorizaciones para darle un uso comercial a los tatuajes.

En 2012 ya se había presentado otro caso similar. Esa vez se trató del juego de peleas UFC Undisputed en el que se reprodujo el tatuaje del luchador Carlos Condit. El autor de la obra pictórica demandó a los creadores del juego, los que tuvieron que pagarle $22.500 dólares.

Por su parte el año 2011, en la película The Hangover Part II, el personaje interpretado por el actor Ed Helms usa un tatuaje facial que se inspira de forma ineludible en uno idéntico portado por el boxeador Mike Tyson. El artista S. Victor Whitmill, autor del tatuaje de Tyson, demandó a Warner Brothers en la Corte del Distrito Federal de Saint Louis por hacer uso de su creación sin autorización. La demanda pedía que se suspendiese el estreno de la película, sin embargo la jueza rechazó esta última solicitud. Este tema finalmente se resolvió en un acuerdo extrajudicial entre las partes cuyo contenido no se dio a conocer.

Para evitar este tipo de problemas, en Estados Unidos existe lo que se llama un “work for hire agreement” o WFH. Esto es un contrato mediante el cual una persona le encarga a un artista la creación de una obra. Lo que tiene de especial esta figura es que desde un principio se considera que el autor de la obra será el que la encargó, y no el artista que realmente la hizo. En el derecho anglosajón un contrato con estos efectos es permitido. En legislaciones que siguen la tradición del derecho de autor continental, como la chilena, hacer esto no es posible, porque la autoría del artista, es decir la paternidad sobre la obra, siempre pertenecerá al artista. La paternidad es un derecho moral que no puede ser transferido a otro. Sin embargo en países como los Estados Unidos, donde se aplica la tradición jurídica del copyright, sí es posible acordar que la paternidad sobre la obra sea de quien la encarga, y no del artista que la crea.

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Cris Jara

El equivalente en Chile al WFH es lo que se conoce como “obra por encargo”. Como ya se explicó, en el caso chileno la paternidad de la obra seguirá siendo del tatuador, sin embargo contratar una obra por encargo con el artista permite que los derechos patrimoniales queden en manos del cliente que encarga el tatuaje/obra. De esta forma la persona tatuada podrá reproducir y explotar comercialmente el tatuaje si lo desea.

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In the last few years, the number of people who gets a tattoo has notably increased. Who decides to have a tattoo on his o her body has to go to a specialized artist to do the job. Now, the tattoo is a creation that, as such, is protected by the law of intellectual based on the right of Copyright. In this sense, what happens with the authenticity and authorship of the images?

Perhaps one of the most complex aspects of this subject is to determine who is the author of the piece used for the tattoo on the client’ skin. Depending on this, there will be different consequences. For example, if the tattoo artist reproduces a work of another artist or a familiar character, the artist will have to have the consent of the corresponding artist or owner of the copyrights of the character, otherwise, the artist would be breaking the copyright. Another case is the one when the tattoo artist creates its own tattoo, here no consent would be needed.

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Cris Jara

It has to be clear that the person who gets the tattoo does not have the patrimonial and moral rights of the piece carried on the person’ skin. It is understood that the artist authorizes the client to show the tattoo, however, this does not imply a consent to make a commercial usage of the work. An example in which the copyrights of the artist are infringed is the one of the Basketball video game Saga NBA2K. The development of the technology has allowed the graphics of the video games to be of great quality, even being able to reproduce the tattoos of the athletes. In the named video game can be observed the tattoos of Kobe Bryant y Lebron James. This made the tattoo’ studio Solid Oak Sketches, creator of the basketball player’s tattoos to sue the video game’s company for 1,1 million dollars for not paying for the consents to give the tattoos a commercial use.

In 2012 other similar case was presented. This time was about the fighting game UFCUndisputed in which was reproduced the tattoo of the fighter Carlos Condit. The author of the pictorial work sued the game creators that had to pay him 22,500 dollars.

In 2011, in the movie The Hangover Part II, the character paid by the actor Ed Helms uses a facial tattoo unavoidable inspired on the same tattoo of the boxer Mike Tyson. S. Victor Whitmill, the author of Tyson’s tattoo, sued the company Warner Brothers at the District Court for the Eastern District of Missouri (Saint Louis) for making use of his creation without a consent. The sue was asked to be suspended due to the movie premier, however, the judge denied the last petition. The issue was finally resolved with an extrajudicial agreement among both parts whose content was not revealed.

To avoid this kind of problems, in the United States, there is what is called a “work for hire agreement” or WFH. This is a contract by which a person asks an artist the creation of a piece. What it has of special is that from the beginning it is considered that the author of the piece will be the one who asked for it and not the artist who actually created it. In legislations that follow the tradition of the continental right, as the Chilean law is not possible to perform this kind of agreement, because the authorship of the artist, that is the paternity over the piece, will always belong to the artist. The paternity is a moral right that can not be transferred to another. However, in countries as the United States, where the legal tradition of copyright is applied, it is possible to agree in the paternity over the piece to be of who requested it, and not of the artist who created it.

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Cris Jara

The equivalent in Chile of the WFH it is what is known as “obra por encargo” (custom-made piece). As it was explained, in the Chilean case of paternity of the work will still belong to the author. However, to pay for a custom-made piece to the artist will allow the patrimonial rights to belong to the client who orders the tattoo/work or art. In this way, the person who gets the tattoo will be able to reproduce and commercially explode the tattoo if wanted.

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