Perú | Artista Multidisciplinar | Michelle Prazak

La fascinación de lo abstracto

Michelle Prazak, crea un lenguaje plástico geométrico con un interés particular en los aspectos ilusorios, sensoriales y perceptivos, a través de la exploración de conceptos como el tiempo y el espacio.

Michelle siempre ha estado fascinada por la capacidad humana de percibir y visualizar, por la subjetividad y relatividad de la percepción. Por ello encuentra interesante la filosofía oriental que basa sus principios en lo inconsciente colectivo, la cosmología, la física, la materia y la energía a través del tiempo y el espacio, y los pone de manifiesto a través de su arte. “Creo que entre mi vida y el arte no hay separación y eso es lo que me mantiene constantemente motivada”, afirma.

Su objetivo como artista es continuar con la investigación sobre la percepción visual y sensorial, para generar autoconocimiento y así poder trascender. Su deseo es poder seguir haciendo arte ya que el camino de producción es lo que mayor satisfacción le causa.

Michelle explora la percepción visual y sensorial, es decir los modos en los que se percibe la realidad. Utiliza la abstracción para investigar el aspecto ilusorio, la relatividad y la subjetividad que se ponen en juego en el percibir. Investiga aquellos puntos del espacio-tiempo que determinan la perspectiva, el punto de vista físico y mental, la relación entre el inconsciente colectivo, lo cósmico y la geometría. El espacio es para ella, “un espejo multidimensional de nuestra mente”.

En este sentido, le interesan las relaciones espaciales y la tensión entre la superficie plana y la ilusión de espacio tridimensional como un intento de cuestionar la percepción y proponer al ojo humano visualidades alternativas. También, la inmediatez y la capacidad de la pintura para renovar y reorganizar la percepción del espectador de maneras esenciales. Es por esto que su trabajo es visto como una extensión estructural entre pintura y escultura, en otras palabras, de un mundo plano y otro tridimensional.

En la obra de Prazak, la figura del espectador juega un rol importante ya que es interpelado permanentemente desde la pintura en la renovación de su percepción. Las obras interactúan con la experiencia del observador, provocan cambios en su forma de ver y establecen una relación directa con él. Desde la intromisión en la experiencia directa de quien observa, la artista quiere brindar una experiencia universal (no personal, sino de forma, estructura y color).

Sus obras no son una simple reducción de la forma al diseño geométrico. Sino más bien están cargadas de contenido e intentan conducir al público a un lugar poderoso que resuene con fuerza poética, que esté marcado por el aquí y ahora de la pintura.

El punto de partida de una obra se produce de forma intuitiva y espontánea, siguiendo las pistas que se van apareciendo sin controlar ni discriminar. Tal como afirmaba Picasso, “La inspiración existe pero tiene que encontrarte trabajando”. Michelle permanentemente toma fotografías, hace anotaciones, dibujos, bosquejos rápidos, juega con papel, con formas, con bloques de madera, entre otros. Luego, una vez que la forma encontrada la satisface comienza una segunda etapa de realización: el desarrollo de una composición que la mantiene en un estado de tensión entre la superficie plana y la ilusión de espacio tridimensional. Se desarrolla una línea fronteriza en la que ella se vuelve la única intermediaria. La etapa final implica el acto de pintar, jugar con la luz y el color, realizar, mezclar y encontrar el tono exacto, enfatizar las formas, generar la ilusión de movimiento de los planos en el espacio. Es un proceso lento, que lleva varios intentos. La pintura es realizada con óleos, esmaltes y barnices. Por momentos, deja ver la línea simple del lápiz, por momentos mezcla distintos tipos de pintura en una misma obra para generar mayor contraste con la superficie del cuadro. Prazak se encuentra permanentemente en la búsqueda de sutiles diferencias en las cualidades del material y de sus superficies. Estos contrastes se convierten en su lenguaje, que de manera intuitiva y espontánea aparece y toma forma como una herramienta gramatical.

Esta artista encuentra su influencia creativa en los maestros italianos del Trecento y Quattrocento: Fra Angelico, Giotto y Cimabue, por sus composiciones y el uso sutial y a la vez preciso del color y trazo. En Joseph Albers, por su estudio formal de la percepción y la forma, por sus inversiones visuales y su investigación de las dinámicas y la relatividad del color. Asimismo, los telares y diseños geométricos de las culturas precolombinas del Perú, entre otras. Con el correr del tiempo, su obra se ha sintetizado y ha ido comprendiendo que lo elemental del lenguaje abstracto, en particular el geométrico, es aquello que le permite fluir y comunicarse naturalmente. Si bien la obra ha ido cambiando, por más de 15 años ha explorado los mismos conceptos e ideas.

Michelle es una artista intuitiva y receptiva. No se deja llevar por las tendencias del mercado. Es una alumna permanente que disfruta de cada paso de producción. Ser artista es estar receptivo a todo, lista para generar conexiones en el momento que se presenten las cosas y abierta a la inspiración constante. Desde una mancha en el piso a un palo apoyado en la pared, desde un texto en un libro a un reflejo en la ventana. Todo para mi es una potencial fuente de inspiración”.

Para Prazak un artista es un médium, un receptor que logra traducir lenguajes propios sin controlar el proceso y se deja llevar y asombrar por el potencial de todo lo que existe. En este sentido, el arte, para Michelle, es la manifestación y materialización de lo inmaterial. Es el estado conciente de poder observar, hacer conexiones, idear y transformar la información permanentemente para luego registrarlo. Es un proceso de entendimiento y aprendizaje, un espejo del propio artista. Asimismo, es una herramienta que permite hablar de todas aquellas cosas que no pueden ponerse en palabras y comprender la inmensidad e infinitud del espacio que habitamos para poder traducirlo en algo tangible.

Por consiguiente, sus obras se componen de planos que generan nociones de movimiento y relaciones espaciales que le permiten jugar con la luz, los colores y los contrastes creando un lenguaje propio. Lenguaje que surge del trabajo ininterrumpido y tenaz que ha llevado por años, que es producto de la curiosidad, de la fascinación por la creación artística.

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