Polonia | Artista Multidisciplinar | Dagmara Wyskiel

Cuestionar la visualidad

El arte porque sí no es lo que busca. El arte de distintos niveles, entendimientos y apreciaciones es para ella, destreza de la verdad. Dagmara busca explorar en los significados y que el espectador sea parte de su obra, como también generar un aporte a la sociedad e invitar a la reflexión. No quiere dar respuestas, si no abrir la puerta al cuestionamiento.

 Actualmente se producen más y numerosos objetos, ya no tenemos momentos de desconexión e independencia. Estamos la mayor parte de los días conectados, y si no atados a materialidades que nos hacen cada vez más dependientes. “Probablemente las personas que tienen menos cosas son los que más atardeceres pueden ver”, comenta la artista, quién hace una profunda crítica al sistema capitalista y de producción.

No rellena, ni repleta o emperifolla. El trabajo de Wyskiel tiene elementos sólo indispensables a la vista, es parte de un lenguaje pulcro, pragmático y organizado. La construcción de éste es comparable a un cálculo matemático o a una investigación científica donde busca una respuesta rechazando lo inconsciente. Puede haber momentos de inspiración, que son instantes muy valiosos, pero que son unas nubes pasando por el cielo para luego dar paso a un orden absoluto.

El rol de Juego Mixto, cuestionar lo que vemos.

La obra de Dagmara corresponde a una intervención, una estructura de goma inflable de 12 metros de diámetro, que pasó por diferentes contextos, siempre como ejercicio de arte en lenguaje de intervención, en el paisaje y dentro del espacio urbano. “Hay un elemento muy importante en mi trabajo y es el de las reflexiones trascendentales. Que no es típico y no está tan presente en el arte contemporáneo de contingencia”. Juego Mixto tiene que ver con ese origen de la esclavitud escondida a comienzos del siglo XX, en tiempos de las salitreras en el Norte de Chile, donde se experimentó un gran auge económico a cargo de las empresas británicas pero a costa de la explotación y pobreza en la que vivían los mineros, los cuales venían –en su mayoría– del sur de Chile, y otros de países vecinos, chinos e indígenas. Mientras que los ingleses vivían acomodadamente, y adentraban costumbres como tomar el té y justamente, jugar golf.

Ella utiliza el trabajo a escala, cambia el tamaño de manera tan brutal que no queda más que cuestionar lo que se ve, su intención es forzar pensamientos por el camino de la curiosidad, algo que se descuadre tanto que no lo puedes dejar pasar, encontrar una respuesta propia. Juego Mixto nace en el Desierto de Atacama, el lugar más seco del mundo. En Quillagua, conocido también por el Valle de los Meteoritos y por la relación con la desproporción laboral. Continúa hacia el centro de investigación astronómica más grande del mundo, ALMA. Posteriormente viaja a la Patagonia y Última Esperanza, el extremo del mundo, final del continente y el país. “De nuevo terrenos inhóspitos y tremendamente complejos para colonizar, de grandes conquistadores y piratas. Un lugar que marca el fin de Chile y el mundo habitable”. El cuarto paradero es el puerto de Valparaíso, por el mismo camino en donde entraron todos los inmigrantes, todas las riquezas, baúles y utensilios. “Entonces la pelota baja del continente al océano, y se va. Mi idea fue devolver la pelota a los ingleses, y que de alguna forma, de manera significativa se hagan cargo. Eso ya es mi epílogo”, comenta.

Cuando el trabajo llegó a Londres, fue de un tamaño doce veces más pequeño. “Porque la distancia diluye la importancia y el impacto del relato, entonces la pelota en el desierto y en el puerto es gigante. Sigue siendo muy grande en ALMA y Patagonia, pero aunque yo haga todo el esfuerzo para llevar ese relato y contarle a los ingleses ¿a quién le importa allá que en Chile hubiera esclavitud en un desierto lejano? Entonces no puede ser que llegues con la misma pelota y el mismo impacto, quieras o no se convierte en una anécdota más”, agrega.

La poética del trabajo es una metáfora de nuestra pequeñez frente a los poderes políticos y económicos que nos rodean. “Mi trabajo es profundamente visual, y nosotros como artistas somos culpables de que sea cada vez más difícil encontrar esa visualidad en los museos. Todos hablamos de la sociedad, pero no todos pueden verla en las obras. Por eso mi arte es conceptual como también puede no serlo, lo importante es que cada uno encuentre su propia respuesta”, explica Dagmara, quien finalmente muestra cada etapa y recorrido de su obra en un espacio de video instalación, donde su idea es envolver al espectador en enormes escenografías-paisajes, para reflexionar sobre el mundo y el universo, desde lo micro a lo macro, generar pensamiento crítico y darle la importancia y discusión que brinda su estructura.

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