Del punto a la creación
Ana Steinekker parte de un concepto concreto: el punto como comienzo de toda obra, y lo expande, lo desarrolla, lo investiga en su propia creación artística que, en la actualidad, se centra en el mundo femenino y sus particularidades.
Ana es arquitecta, especializada en forma y comunicación, y artista plástica. Durante años ha estudiado y realizado cursos explorando diversas técnicas de dibujo, pintura, escultura, y ha trabajado con metales y materiales no convencionales como papel, caramelos y madera. La influencia de su profesión ha enriquecido su campo artístico otorgándole una concepción integral y una mirada transversal sobre los espacios y los objetos. Para ella, la creación es la acción cotidiana de su vida, es una forma de estar en el mundo. Nació con ella y la pone a prueba constantemente, planteando desafíos que mantienen la vitalidad artística que exhiben sus obras.
Indagando en lo femenino
En la serie Cabezas Locas hace un análisis exhaustivo de los pensamientos, trabas, cuestionamientos, dicotomías presentes en las mujeres. Desarrolla las complejidades del mundo femenino recorriendo lugares comunes que parten del inconsciente; o que al mismo tiempo provocan la parte más instintiva del espectador, generando identificación y fascinación por las imágenes. Si bien el título de la serie refiere a lo excéntrico, lo obsesivo, lo neurótico de las estructuras que están detrás de cada pensamiento, a medida que su obra avanza en el tiempo, va mutando hacia cierta recomposición de la locura planteada y propone una última etapa llamada Acomodando Cajones.
En este sentido, si bien Cabezas locas convoca a todas las mujeres, el puntapié inicial es otorgado por sus propias imágenes, por su propia autoobservación del mundo. Expone, como la punta del iceberg, superficies que devienen de pesadillas de niña, relaciones humanas, viajes, deseos, frustraciones propias y relaciones tóxicas. Luego, en el avance y maduración de la serie culmina en la ya mencionada etapa Acomodando Cajones, donde cada gaveta identifica situaciones y sus innumerables temáticas. Es aquí, donde abandona la figuración y se enfoca en las figuras geométricas.
Su objetivo como artista ha sido y es, hoy en día, lograr un impacto en el espectador. Concretar un vínculo que se manifieste en un interés mutuo, en una reflexión y observación profunda y prolongada en el tiempo. No busca el efectismo, el impacto inmediato sino la contemplación e interpretación propia de cada subjetividad puesta en juego. Ana piensa el arte como una forma de sanación mental, como un lenguaje universal que puede lograr unir todo tipo de fronteras.
Apasionada por la geometría, considera el punto como el comienzo de toda obra, de toda producción. Parte del punto para pensar en la línea (recta o curva), los planos de arquitectura que suele manipular, las partituras de música y la escritura en su complejidad. En este sentido, considera la sumatoria de puntos como la matriz infinita de repetición que puede formar las cosas, las percepciones, los espacios, la geometría, los planos, entre otros.
En esta sintonía, Kandinsky ya afirmaba que el punto geométrico es invisible. En la escritura es el puente esencial, único, entre palabra y silencio, es decir, el símbolo de la interrupción, de la no existencia. Sin embargo, en pintura el punto geométrico invisible deviene aquí material, adquiere cierto tamaño, requiere una determinada superficie. Si el punto es reposo, entonces la línea como tensión interna móvil será quien parta del movimiento de ese punto en el plano. En palabras de Kandisnky: “Ambos elementos = = (tendrán iguales) cruzamientos, combinaciones, que constituyen un lenguaje propio, intransmisible con palabras”.
El proceso productivo de las obras de Ana Steinekker inicia con imágenes internas que son representadas en bocetos iniciales. Luego, la artista comienza a pintar en acrílico generando transparencias hasta lograr el efecto proyectado. Al final, incorpora líneas blancas que forman los dibujos geométricos o figurativos.
Su vasta obra ha llegado a distintos países y se ha exhibido en numerosas ferias y exposiciones nacionales e internacionales. Ha participado en New York, de la mano de la artista Anna Rank, en el marco del proyecto Paraguas por la Paz, en la que participaron más de cuarenta artistas. Igualmente, una de sus obras fue seleccionada para convertirse en la imagen de un vestido de Art on fashion, y participó de la feria de Affordable en México, entre otras experiencias.
La obra de Steinekker, profunda y compleja pero representada desde la simplicidad de una línea, nace de un punto, de una idea matriz, de una semilla que en su propia maduración ha logrado echar las raíces; de una obra que, si bien aún vive su contemporaneidad, permanecerá sin lugar a dudas a través del tiempo.