Por Josefina Fainé / Chile.
Imágenes cortesia del artista.
“El arte es un estado del alma, es donde uno refleja parte de su personalidad, lo que uno siente, lo que uno quiere, todo eso queda plasmado en la tela y que es capaz de seguirlo como forma de vida, para mí solo tiene que ser un apasionado”, señala la artista chilena Pamela Awad quien crea telas coloridas, llenas de vida y emociones.
«Para mí el árbol es vida, sabiduría, historia, tiene raíces profundas, tiene ramas… Está siempre creando, naciendo y cambiando con el tiempo, en la primavera, en el verano, en el otoño».
En las telas de la artista chilena Pamela Awad florecen árboles, algunos de troncos fuertes, otros con formas más tímidas, delgados y anchos, verdes, naranjos, azules, fucsias, rojos fosforescentes, acompañados, a veces, por destellos dorados. Se rodean de círculos, corazones, cuadrados, que viven entre mujeres, crecen en la tierra, otras veces emergen desde una tina, que adquieren personalidad llamando nuestra atención, y cada uno logra tener un carácter, sintiéndose cómodos la gran parte del tiempo en soportes de gran tamaño, porque la energía los desborda y necesitan espacio. Hay movimientos que mecen sus hojas, haciéndolas volar hasta quedar desnudos .Por momentos, las raíces siguen dentro de la tierra, mientras otras parecen estar flotando y ahí es cuando nos encontramos con mensajes ocultos tras colores vibrantes. Lo que nos hace formar una historia que nos lleva a reflexionar sobre algo que va más allá de la ingenuidad y la simpleza.

Pamela siempre tuvo una inquietud por el arte. Entró a estudiar diseño gráfico, pero con el tiempo se dio cuenta, que ella necesitaba más libertad, otro tipo de creación. Se dejó llevar por las formas que tenía en su mente y comenzó pintando todo lo que se le cruzaba por el camino desde mesas, sillas, murallas, puertas, hasta su propia cama… Todo para ella tenía que ser pintado, y sin buscar vender, vendía. Comenzaron los encargos, hasta que decidió dedicarse al arte de una manera más formal y entró a estudiar un diplomado en Artes Visuales en la Universidad Católica.
A Pamela la mueven mucho las emociones y las situaciones, lo que se ve reflejado en sus obras. “Hay situaciones o personajes que uno ve en la vida diaria, como por ejemplo, la mujer florero que todo el mundo se ha encontrado. De repente me encontré con una, me quedó dando vueltas y la pinté”, explica. Gran parte de su producción artística contempla árboles y mujeres como su principal fuente de inspiración: “Para mí el árbol es vida, sabiduría, historia, tiene raíces profundas, tiene ramas… Está siempre creando, naciendo y cambiando con el tiempo, en la primavera, en el verano, en el otoño. Yo no hago muchas figuras pero siempre está el árbol que para mí es la mujer. A veces los pétalos son llantos, alegría, a veces es el cambio”. Quizás es por eso esta obsesión por lo femenino, la fecundidad, la fertilidad.

Las obras de Pamela son lúdicas, espontáneas, con historias de finales abiertos: “A veces para crear escribo, no me gusta lo obvio, me gusta trabajar un poco más, pensar”. Nunca se instala de la nada a crear, siempre lo hace con una idea preconcebida, a veces observa a modelos o fotografías, y hay imágenes que se escapan del bosquejo .Sus pinturas reflejan su personalidad, sus colores son fuertes, atrevidos y pese a que demuestra un encanto innato por ellos –ya que para ella el color es vida, pasión, alegría– no deja de confesar su fascinación por el blanco y negro. Los colores representan emociones y en sus obras no tiene cabida la tristeza o la angustia, rescatando la vía positiva de la vida. No tiene miedo al “no”, como no temen sus obras de ser tildadas a simple vista como inocentes o naifs: “Creo que todos llevan un pedazo de niño adentro y cuando tú lo pierdes estas liquidado”, afirma.
Actualmente, está preparando sus próximas muestras. A fines de noviembre tendrá una exposición individual en el Museo de Arte Contemporáneo de Armenia; durante el 2016 fue seleccionada para una muestra colectiva en Nueva York, y tendrá una individual en Chile, en Atelier 4. Además, el próximo año comenzará a experimentar con escultura en fierro, donde creará sus mismas formas pictóricas, pero esta vez de manera tridimensional.