Estuvimos en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires para participar de uno de los eventos curatoriales más importantes de la expresión de arte óptico de este país: una exposición que reúne el trabajo fundacional de Rogelio Polesello, que a través de sus obras se explica la evolución y los intereses estéticos de este artista que no sólo experimentó con el arte, sino que lo conjugó con otras expresiones artísticas.
El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) alberga en sus salas una retrospectiva del artista argentino Rogelio Polesello (1939-2014) que busca dar reconocimiento y acercar al público la obra de uno de los exponentes más importantes del arte óptico en Argentina, explorando en sus salas las obras que conforman su producción histórica temprana. Durante su trayectoria se posicionó como un artista influyente en la escena argentina de la última mitad del siglo XX, conjugando en sus obras relaciones no sólo fundamentadas en el estudio de las variaciones ópticas, sino que también su cercanía con el diseño, el arte textil, el diseño, entre otros. Las obras que conforman la exposición resaltan el interés de Polesello de explorar la posibilidad de encontrar un equilibrio en los objetos de arte y otras exploraciones estéticas durante los primeros años de su carrera.
La exposición no sólo busca rendirle un homenaje al artista porteño, sino que a su vez investigar su producción artística durante los primeros años de carrera: desde finales de los 50 a mediados de los 70; años que no han tenido la misma atención de los críticos como su trabajo venidero, lo cual se busca remediar. El camino que se recorre en los pasillos del MALBA entrega una visión de lo que Polesello fue forjando en esta época y lo que lo transformaría posteriormente en una figura crucial para el arte óptico no sólo argentino sino que también latinoamericano.
En la muestra pueden encontrarse más de 120 piezas que aúnan objetos de colecciones públicas y privadas. En donde se conjugan pinturas, esculturas y objetos que reflejan el interés del artista por la visualidad del juego óptico y la relación que se genera entre espectador y obra: eje central de un estilo artístico como lo es el Op-art, el arte cinético y geométrico con los que experimentó a lo largo de sus primeros años. Lo cierto es que a través de las herramientas estéticas que provee el arte óptico y mediante la creación de obras geométricas seriadas y los contrastes cromáticos se da vida al mundo visual que significa la obra de Polesello.
Las piezas se encuentran coordinadas de manera que se equilibren las pinturas, objetos y esculturas de manera armónica, que ninguno opaque a otro. La curaduría fue trabajaba por Mercedes Casanegra, quien ordenó las obras por medio de núcleos temáticos dirigidos en torno a la cronología artística de Polesello: revisando las pinturas de sus inicios que jugaban con la abstracción geométrica; la evolución a obras de mayor tamaño que buscaban generar vibraciones geométricas de mayor envergadura; a la vez se recorre los inicios de su interés por conjugar el diseño industrial en sus obras, visto a través de la experimentación con objetos tridimensionales; la evolución hacia su trabajo más conocido con acrílico tallado y el juego con lupas que generaban una distorsión y visualidad óptica únicas, centradas en el color y la deformación de la imagen; y por supuesto un núcleo final en el que ya se incluyen obras que involucran al espectador como eje central de estas exploraciones visuales.
Se le muestra también como un artista interesado por explorar otras rutas artísticas como lo son el diseño industrial, la moda, el arte textil, el montaje de escaparates, entre otros, presentándolo como un hombre multifacético y de variados intereses, pero que al mismo tiempo consiguió con su arte influenciar e inspirar a varias generaciones de artistas argentinos y posicionarse como un referente del arte latinoamericano.
Con esta exposición antológica se consigue generar un panorama completo de lo que este artista forjó durante estos primeros años, acompañado de una curaduría que fortalece esta visión. Las obras brindan un ambiente único, la conjunción de colores y formas que se multiplican a medida que uno pasa vuelve a la exposición una experiencia estética irrepetible, y una oportunidad de adentrarse en las raíces artísticas de Rogelio Polesello.
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