{:es}Imágenes cortesia del artista.
A lo largo de los años Tito Calderón ha perseverado en sus composiciones monocromas de perspectivas complejas y de trabajo riguroso. Sus obras se componen a partir de minuciosos trazos de lápiz grafito sobre tela, que a partir del ensamble de personajes y contextos disímiles nos permiten indagar en el surgimiento de mundos que se baten entre la realidad, el conflicto y la locura.
«“En el proceso de elaboración de la obra las fotografías sufren modificaciones, lo que yo hago no es la copia de una fotografía, es arte, y por tanto soy libre de componer y descomponer libremente”
Hay una fascinación por el cuerpo en toda la obra de Calderón. Él presta atención a los pliegues que se forman en la piel, a los tatuajes, a la postura de sus personajes o, incluso, al modo en que la luz interactúa con los objetos de sus composiciones. La precisión de su trabajo en parte se debe a su filiación al arte desde muy corta edad. A los catorce años comenzó a pintar y desde ese entonces no ha podido abandonar el mundo del arte. Con más de cuarenta años de trayectoria, no ha sido simple perseverar en su labor. “Siempre he tenido un sentido de la disciplina y me he dedicado a cumplir diariamente con un horario estricto de trabajo. Trabajo de domingo a domingo, de ocho a diez horas diarias. No es difícil cuando uno, como artista, entiende que deba realizar una tarea altamente profesional. Sin embargo, la falta de interés por parte de las galerías y la cuestión económica han sido grandes dificultades”. No obstante, el gran compromiso con su labor artística lo ha llevado a perseverar en la técnica que logra expresar su fascinación por el complejo ensamble de mundos y perspectivas.
Tito Calderón estudió Licenciatura en Arte con mención en Grabado en la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Chile, sin embargo, la técnica que él despliega en sus obras la ha desarrollado de manera autodidacta. “Me considero un autodidacta, pues no conozco a nadie que realice obras en lápiz sobre tela como yo lo hago. Todo lo que he hecho ha sido una labor en solitario, buscando la mejor forma de emplear la técnica que hoy, con el paso de los años, he logrado dominar”. Esta técnica tiene como primera motivación la fotografía. Su proceso creativo comienza con la revisión de sus extensos registros fotográficos de calles, países, personajes posando, entre muchas otras cosas que llaman su atención. Si bien la fotografía es un punto de partida, su obra en lápiz mina no es una mera copia de ellas. Cientos de fotografías pueden componer una sola obra y a veces sólo dos de ellas bastan para dar comienzo a su labor. “En el proceso de elaboración de la obra las fotografías sufren modificaciones, lo que yo hago no es la copia de una fotografía, es arte, y por tanto soy libre de componer y descomponer libremente».
Desde este punto en adelante, la obra cobra vida propia como el mismo artista refiere. “Ella es la que manda, se maneja sola. Ella es la que decide lo que sirve o no, pero cuando uno descubre el enigma, la fórmula, ella se abre nuevamente y me permite continuar con mi labor”. Una sola obra puede tomarle meses, o incluso años para que quede completamente terminada. Es así que, para lograr perseverar en esta compleja tarea fue fundamental el apoyo que le otorgó Enrique Lihn cuando él tenía 29 años. “Me instó a continuar en una labor poco comprendida en el ámbito chileno. Su última arenga me la entregó a solas antes de morir. Eso me animó a continuar realizando lo que presenté en el Museo Nacional de Bellas Artes, en 2014, y también todo lo que he presentado alrededor del mundo”.
Sus inquietudes personales han convertido a la ciudad y sus habitantes en uno de los motivos principales de su obra. La arquitectura, los tatuajes, los modales, las poses, los grafitis, lo erótico, las relaciones y las dificultades sociales han encontrado un lugar en su obra. También incorpora una gran cantidad de referentes visuales extraídos de obras de arte o revistas de moda. Además, existe una gran cantidad de obras de Calderón que responden a la necesidad de enfrentarse a la difícil experiencia de dictadura que marcó los años ochenta en Chile. Muchas de ellas abordan la represión física y política que se vivió en ese entonces a partir de una estética pornográfica, que buscaba responder visualmente a la violencia de aquella época.
Los personajes que habitan en sus obras provienen de contextos muy disímiles entre sí, lo que nos sitúa constantemente en un enigma. A partir del ensamble de personajes y paisajes Calderón construye un puzle que nos permite indagar en el surgimiento de mundos extrañamente familiares que se baten entre la realidad, el conflicto y la locura.
{:}{:en}By María José Mejías / ChileThroughout the years Tito Calderón has preserved in his monochrome compositions of complex perspectives and rigorous work. His works are made from minute traces of graphite pencil on canvas, that from the assembly characters and dissimilar contexts allow us to investigate the emergence of worlds that fight between reality, conflict and madness.
«In the elaboration process of the work, photographs undergo modifications, what I do is not the copy of a photograph, is art, and therefore I am free to compose and decompose freely.»
There is a fascination by the body in the whole Calderón’s work. He pays attention to the folds formed in the skin, the tattoos, to the position of his character, or even how the light interacts with the objects and his compositions. The precision of his work is due to his affiliation to art from an early age. At the age of fourteen, he began to paint and since then has been unable to leave the world of art. With over forty years of experience, it has not been simple persevere in his work. «I always had a sense of discipline and I have dedicated myself to accomplish with a strict daily work schedule, working from Sunday to Sunday, eight to ten hours a day it is not difficult when you as an artist, understand that to perform a highly professional task. However, the lacks of interest from galleries and economic issue have been very difficult. «However, the great commitment to his artistic work has taken him to persevere in the art that manages to express his fascination with complex assembly worlds and perspectives.
Tito Calderon studied Bachelor of Arts with mention in printmaking at the School of Art at the Catholic University of Chile; however, the technique that he displays in his works has been developed by an autodidact way. «I consider myself a self-taught, because I don’t know anybody that performs works in pencil on canvas as I do. Everything I’ve done has been an individual labor, looking for the best way to use the technique that today, over the years, I have mastered.” This technique has photography as first motivation. His creative process begins with a review of his extensive photographic records of streets, countries, posing characters, among many other things that catch his attention. While photography is a starting point, his work in pencil mine is not a mere copy of them. Hundreds of pictures can compose a single work and sometimes only two of them are enough to start its work. «In the elaboration process of the work, photographs undergo modifications, what I do is not the copy of a photograph, is art, and therefore I am free to compose and decompose freely.»
From this point on, the work comes alive as the artist himself refers. «She’s the boss, she handle it alone. She is the one who decides what works or not, but when you discover the enigma, the formula, it opens again and allows me to continue my work.” A single work can take months or even years to be completely finished. Thus, the support that gave Enrique Lihn when he was 29, to achieve persevere in this complex task was fundamental. «I was urged by him to continue my work little understood in the Chilean area. He gave me his last harangue before he died. That encouraged me to continue doing what I presented at the National Museum of Fine Arts in 2014, and everything I have presented around the world.»
His personal concerns have made the city and its inhabitants one of the main reasons for his work. Architecture, tattoos, manners, poses, graffiti, erotic, relationships and social difficulties have found a place in his work. It also incorporates a lot of visual references extracted from works of art or fashion magazines. In addition, a large number of works of Calderon that responds to the need to face the difficult experience of dictatorship that marked the eighties in Chile. Many of them deal with the physical and political repression lived at that time from an aesthetics pornographic, that seek visually respond to the violence of the time.
The characters that inhabit his works come from very dissimilar contexts together, constantly putting us in a conundrum. From the assembly of characters and landscapes, Calderon builds a puzzle that allows us to investigate the emergence of strangely familiar worlds who fight between reality, conflict and madness.
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