Nicole Reiss | Recuerdos del futuro

Era su primera exposición individual y recién había comenzado a trabajarla. En ese momento, Nicole Reiss, sólo tenía claro que iba a ser una serie erótica de grabados, que iba a exponerla en la hoy desaparecida Casa Naranja de Carlos Pérez, y que aún tenía un año completo para terminarla. Sin embargo, confiesa que lo estaba haciendo más por el empuje de sus amigos que por un impulso personal. “Dale, si estás preparada Nicole, dale, dale”, llegó a decirle en una ocasión Tito Calderón en la Cariola, mientras trabajaban con las prensas que Óscar Zenteno les facilitaba, al igual que Leonardo Lindermann, cuyo apoyo fue indispensable para ponerse a producir.

De modo que se puso manos a la obra. Era 2002, y Nicole recuerda que empezó a trabajar en el Taller Tuna –del cual era parte junto a Paco León, Coke Lankin y Claudia Raayment, entre otros– en Salvador con Irarrázabal, y una mañana, luego de bajarse de la micro y caminar un rato, se encontró con una nube de humo que amenazaba con asfixiar al barrio. Sin saber de dónde venía, se dirigió hacia el taller y sólo cuando llegó se encontró con la ingrata sorpresa: había dejado la plancha –la primera de la serie– en ácido y eso había desatado la fumarola. Logró controlar el desastre tóxico, sin embargo, la plancha había quedado gravemente dañada. “Está plancha murió, no tiene salvación”, pensó, pero a continuación decidió que lo mejor era intentar salvarla. Hizo lo que pudo. Incluso le pegó un cartón con neopreno. Finalmente, para desdoblarla, le pasó un auto por encima. “La plancha quedó tan bonita que fue lejos el grabado que mejor me quedó, de hecho lo he vendido muchas veces”, recuerda Nicole, entre risas. Hoy, la plancha –titulada Hieros gamos, al igual que esa primera exposición individual que, pese al impasse, logró llevarse a cabo en 2004–, permanece a mano en su taller, en Bellavista.

Antes de todo eso, Nicole Reiss fue profesora durante diez años. Había comenzado estudiando publicidad en la Escuela de Comunicación de Mónica Herrera, pero sólo cursó un año. “En segundo, me di cuenta de que era todo lo contrario de lo que quería, se contraponía a mis valores, a lo que me pasaba. Mi profesor de dibujo, Mario Navarro, me dijo que estudiara arte”, cuenta Nicole. Sin embargo, no sólo abandonó la carrera, sino que, por razones de fuerza mayor, tampoco pudo estudiar arte. Hizo un curso de traducción de inglés y entró a hacer clases al colegio Waldorf, Rudolf Steiner, en Providencia. Le enseñaba a niños el idioma, pero siempre vinculándolo al arte. De hecho, nunca abandonó el oficio. “Como mi ímpetu era poder desarrollarme como artista, todo el rato estaba pintando”, dice.

Tomó clases con Martín Soria, Félix Lazo, Solange Eskenazi y con quien fuera su maestro y compañero de taller, Leonardo Lindermann, y tras una década en el Rudolf Steiner, decidió renunciar para comenzar su carrera como artista. Luego vinieron Hieros gamos y una serie de otras exposiciones en Santiago y el resto de Chile. Su obra ha estado siempre atravesada por el enfrentamiento de realidades opuestas y paradójicas, pese a que, a lo largo de los años, el lenguaje y el modo han ido cambiando. Comenzó planteando la problemática de pareja, la unión del espíritu y el cuerpo –de hecho, el hieros gamos era un ritual precristiano mediante el cual el hombre se acercaba a la divinidad mediante vínculo carnal con la mujer; a continuación, tuvo un acercamiento a la música y a los espacios vacíos como componente de la obra; en 2007, los ángeles y el misticismo de la cábala la condujeron a un trabajo más barroco, en cuyos grabados se revelaba un mayor dinamismo y energía. Con respecto a ese proceso, Nicole señala: “La obra estaba muy conectada con todo un crecimiento espiritual que estaba naciendo en mí. Y entonces eso iba reflejando también el trabajo, al mismo tiempo”.

Y no son etapas que Nicole fue dejando atrás, sino que terminó siendo parte del caudal que hoy compone su obra. “Nada se va abandonando, sólo se va transformando, porque uno está en constante cambio y esa misma experiencia queda en ti, y de eso pasa a otra cosa y es una eterna transformación que va avanzando, va cambiando el lenguaje, pero siguen las temáticas”, explica. La serie que está preparando en este momento se llama Recuerdos del futuro, y arrastra todo lo que durante su desarrollo ha ido aprendiendo y adquiriendo. “Recuerdos del futuro, significa que todo lo que has asimilado se junta con lo que sueñas, pero también con lo que ya viviste; se junta el sueño y la realidad”, explica, y agrega que desde ahí surge este nuevo lenguaje con dibujos, collages, fotos intervenidas, acrílico, tinta china, etcétera. Es, en definitiva, aquella Nicole madre, hija, publicista y profesora, pero también aquella en cuyo ideario la espiritualidad, el arte, el hombre y el mar quedaron grabados por la prensa.   

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